Se cree que en el Día de Muertos los ancestros y difuntos podrían regresar a nuestro plano físico, a través de altares y ofrendas con poderes esotéricos.
El Día de Muertos es una mezcla de tradiciones americanas prehispánicas, europeas paganas ancestrales y cristianas medievales. Trata sobre el culto hacia la muerte y una conexión con las ánimas. Las ofrendas para los difuntos incluyen grandes Altares de muertos y calaveras ornamentadas.
Esta tradición es un símbolo nacional de México. Los preparativos inician desde el 28 de octubre. Se piensa que el 1 de noviembre, llamado Día de Todos los Santos, es cuando vienen las ánimas de los niños y el 2 de noviembre, el Día de Muertos, es cuando vienen los adultos, pasando a nuestro mundo.
Orígenes: culturas mesoamericanas, paganismo y catolicismo
Una de las influencias de esta celebración está en la mitología de los dioses del inframundo, expuesta por las culturas precolombinas mesoamericanas. Esto se combinó con tradiciones católicas de la Europa medieval y del propio paganismo antiguo. En un sincretismo religioso o mitológico.
Los aztecas hablaron de los dioses del Mictlán, el inframundo. Eran el señor y la señora de la muerte, Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl. Los muertos llegaban al descanso ante la presencia de estas deidades, luego de 4 años de dolorosa travesía por el averno.
Las comunidades acompañaban al difunto por medio de rituales. El deceso se anunciaba con lamentos de ancianas y su cuerpo se vestía para el entierro, junto con sus objetos personales. Uno de los rituales era alimentarlo simbólicamente con manjares.
Otra influencia del Día de Muertos está en las celebraciones católicas de la Conmemoración de los Fieles Difuntos y el Día de Todos los Santos. Lo interesante es que ambos días presentan creencias de origen pagano europeo, como de los druídas celtas. Una creencia precristiana vigente es la que habla del regreso de los muertos a sus casas en la noche de los difuntos y su participación en la cena con sus seres queridos.
Tradiciones de Día de Muertos: altares y calaveras
El Altar de Muertos está entre las ofrendas mayores, la principal atracción con un poder esotérico para «conectarse» con el difunto. Son altares adornados suntuosamente. Los vivos ofrecen alimentos, bebidas, velas, flores, bálsamos e infusiones de hierbas olorosas como incienso y laurel.
Las velas funcionan de iluminación para las ánimas, para que puedan guiarse hacia el altar, hacia su antiguo hogar. El incienso se usa para limpiar el espacio de energías negativas.
Sobre los Altares de Muertos también se colocan las Calaveras de Dulce, hechas de azúcar, chocolate o amaranto. Representan los cráneos humanos y emula los sacrificios de prisioneros realizados por pueblos precolombinos de México. Sus cráneos eran colocados en hileras sobre un altar llamado tzompantli.
Otro elemento indispensable es el Pan de Muerto, un pan dulce especial y adornado que representa el cráneo humano. Tiene ingredientes como azúcar, vainilla, naranja y ajonjolí. Podría verse como una representación de la eucaristía católica y también de los sacrificios humanos prehispánicos.
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Esta celebración característica de México posee mucha belleza y mística, con un gran respeto por la muerte en sí. Hace pensar en la idea del alma y del más allá, como el inframundo azteca o dimensiones donde se puedan encontrar los difuntos después de la muerte.
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