Un equipo de paleontólogos descubrió los restos fosilizados de un tiburón de 91 millones de años, previamente desconocido para la ciencia.
Conocido como Cretodus houghtonorum, cuyos restos fueron descubiertos en 2010 en Kansas (EE.UU.), pero anteriormente se pensaba que pertenecían a una especie diferente de tiburón, el Cretodus crassidens.
El hallazgo
Un modelo de crecimiento realizado por los investigadores, -basado en el esqueleto incompleto encontrado-, indica que el espécimen podría haber alcanzado unos 6,7 metros (22 pies) de longitud. Para fines de comparación, el tiburón blanco hembra promedio tiene una longitud de entre 4 y 6 metros. El tiburón más grande de la historia, el megalodón, alcanzó hasta 18 metros de largo.
Los fósiles descubiertos incluyen 134 dientes, 61 vértebras, 23 escamas dermoepidérmicas y fragmentos de cartílago calcificado.
«Mucho de lo que sabemos sobre los tiburones extintos se basa en dientes aislados, pero un espécimen asociado que representa a un solo individuo de tiburón como el que describimos proporciona una gran cantidad de información anatómica que a su vez ofrece una mejor comprensión de su ecología», dijo Kenshu Shimada, el autor principal del estudio.
Junto a los fósiles de C. houghtonorum también se encontraron dientes aislados de otro tiburón antiguo, el Squalicorax, así como fragmentos de un tiburón hybodont, que Everheart cree que pudo haber sido alimento para el depredador más grande.
«Circunstancialmente, creemos que el tiburón posiblemente se alimentó del hybodont mucho más pequeño y fue a su vez secuestrado por Squalicorax después de su muerte», señaló Everhart.
Una nueva especie
Durante la excavación de 2010, Shimada y Michael Everhart creyeron que el fósil era C. crassidens, cuyos hallazgos se describieron originalmente en Inglaterra y posteriormente en América del Norte. Pero al comparar los dientes del nuevo tiburón con los de C. crassidens, se dieron cuenta de que «casi todos los dientes descritos en América del Norte anteriormente como Cretodus crassidens pertenecen a una especie diferente, nueva para la ciencia», señaló Shimada.
«Lo que es más emocionante es su gran tamaño inferido al nacer, casi 4 pies o 1,2 metros de longitud, lo que sugiere que el comportamiento caníbal para la crianza de embriones comúnmente observado dentro del útero de lamiformes femeninas modernas ya debe haber evolucionado en el período Cretácico Tardío», agregó Shimada.
La investigación ha sido publicada en el Journal of Vertebrate Paleontology.