Cleopatra ha sido un ícono femenino para la historia; su belleza e inteligencia, así como su poder y dominio han sido recordados y retratados en numerosas obras de arte, literarias y de ficción ¿Pero cuánto de lo que se cuenta es real?
Muchas leyendas sobre Cleopatra han nacido con el pasar de los años. La industria del entretenimiento ha sido una de las principales causantes de esto, pues en la mayoría de los casos «exageran» los hechos de su vida.
Sin embargo, lo cierto sobre la Reina del Nilo es que era una mujer seductora, que no le temblaba el pulso para matar y que era una estratega política única.
La vida de Cleopatra
Cleopatra nació en el año 69 a. C., y, a diferencia de lo que muchos piensan, no nació realmente en Egipto, sino en Macedonia (Grecia). Aun así era miembro de la dinastía Ptolemaica, la cual gobernó el país después de la muerte Alejandro Magno.
Cuando su padre murió, junto a su hermano Ptolomeo subió al trono de Egipto. Pero, cuando este cumplió los 15 años tomó el poder, enviando a Cleopatra al exilio.
Fue en ese momento que comenzó a crear el ejército con el que derrocaría a su hermano y recuperaría el trono. Sin embargo, sus tropas nunca alcanzaron el poder suficiente hasta su llegada a Alejandría.
Ahí fue donde conoció a Julio César, quién se unió a su causa y le ayudó a crear un ejército lo suficientemente poderoso para volver a Egipto y dar el golpe de estado que tanto anheló. Su hermano murió en batalla y ella, finalmente, volvió al trono.
El regreso al trono
Después de su vuelta al trono, se casó. Dio a luz a sus hijos Cesarión, Cleopatra Selene, Alejandro Helios y Ptolemy Philadelphius.
Ptolemy fue asesinado y, después de eso, decidió compartir el trono junto a su hijo mayor, Cesarión.
Para el año 41 a. C., el general romano Marco Antonio, la invitó a reunirse con él en Roma. Esa reunión desencadenaría en una relación, al punto de que comenzaron a vivir juntos hasta que Marco Antonio debió marcharse por sus compromisos con su nación.
Cleopatra anunció la división del antiguo Imperio de Alejandro Magno para el año 34 a. C., otorgándoselo a sus hijos y a ella misma. Todo esto mientras Marco Antonio continuaba su lucha en Oriente.
Fue durante esa época que Augusto, el emperador de Roma de la época, decide declararle la guerra a Egipto y hace creer a Marco Antonio que Cleopatra había muerto, por lo que decide suicidarse ante la noticia.
Tras enterarse de su muerte, Augusto arribó a Egipto y se reunió con Cleopatra, diciéndole que no les haría daño a ella o sus hijos si accedía marcharse a Roma.
A partir de este punto la historia es algo confusa; aunque se cree que ella accedió ir a Roma, Augusto la traiciona y asesina a su hijo, por lo que ella se deja morder por un áspid y morir antes de darles el gusto a sus enemigos.
Sin embargo, no existe prueba de ello; de hecho, es inverosímil que Cleopatra necesitase una serpiente para envenenarse, cuando ella siempre llevaba veneno de cobra en sus ropajes en caso de ser capturada.
Lo único cierto es que, después de su fallecimiento, Roma sería el nuevo gobernante de Egipto.
Cleopatra ¿Una diosa?
Isis era la hermana y esposa de Osiris, era la diosa egipcia que representa la madre, la reina y la diosa de todos los dioses.
En Egipto se le conocía como Ast y era representada como una mujer que poseía un trono en su cabeza. Isis es mencionada en diferentes escritos, pero aparece por primera vez en textos del año 2.300 a. C., en la quinta dinastía del Imperio Antiguo de Egipto.
Curiosamente, Cleopatra era conocida como la «reencarnación» de la diosa Isis, tanto por ella misma, como por sus súbditos.
Su verdadera muerte
La industria del entretenimiento nos ha brindado muchas historias sobre su muerte, pero la más famosa es la que nos relata que, de forma poética, Cleopatra decidió morir junto a su amado Marco Antonio al enterarse que este había fallecido. Por esa razón decidió entrar al sarcófago de su esposo junto a una serpiente venenosa.
Aunque esto suena muy hermoso, la verdad es que esta teoría no es avalada por la arqueología e historiadores.
Otras teorías aseguran que se apuñaló después de que su ejército cayera o se clavó un alfiler envenenado cuando Augusto arribó a Egipto.
Una belleza seductora
El biógrafo de Marco Antonio aseguró que el atractivo de Cleopatra no estaba en su físico, si no en su inteligencia y manera de expresarse.
Cleopatra dominaba varios idiomas, como el egipcio, etíope, troglodita, hebreo, árabe, sirio, medo, parto y latín, además de su griego koiné nativo.
Asimismo, ella controlaba su propia imagen, adaptándola de acuerdo a la situación; en los eventos ceremoniales y políticos se vestía como las representaciones de la diosa Isis.
En las monedas acuñadas se le representaba con un aspecto duro y una silueta similar a la de su padre para enfatizar con la población y demostrar que era digna del trono.
De igual forma, las esculturas nos muestran aspectos diferentes de la mujer, por lo que se aprecia que era capaz de «cambiar» su estilo a su antojo.
Nadie conoce su verdadero aspecto
Aunque es cierto que existen muchos retratos y esculturas de Cleopatra, muchas de estas se hicieron varios años después de su muerte, por lo que todas son diferentes entre sí. De hecho, ni los mismos historiadores saben cuál era su verdadero aspecto.
Entre las teorías están en que era una mujer atractiva y de rasgos muy refinados, otros sugieren que, realmente, no era tan bella como se relata en los libros.
Como sea, muchos asociamos a Cleopatra como una belleza, seductora, la típica «Femme Fatal», gracias a que Hollywood nos vendió esa imagen desde hace mucho tiempo.
Existen muchos eventos sobre Cleopatra que no son nada claros y, realmente, su vida continúa siendo un misterio tan grande que ni se sabe realmente cuál era su aspecto físico. Pero nadie puede dudar que fue un ícono femenino y pieza fundamental de nuestra historia.
Referencias: BBC Mundo/ Vix
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