Tras el levantamiento de la cuarentena en China, donde se originó el coronavirus, volvieron a elevarse los niveles de contaminación al punto que presentaba el año pasado.
La pandemia de Covid-19 ha provocado el cierre de la actividad industrial y cancelado vuelos y el transporte terrestre, reduciendo notablemente las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire en todo el mundo.
Luego de varios meses de un estricto confinamiento, China mostró una increíble mejoría en los niveles de contaminación en el aire. Los satélites de las agencias espaciales norteamericana (NASA) y europea (ESA) habían detectado en las últimas semanas una «significativa» caída de un 40% en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2) en el espacio aéreo de China.
Sin embargo, desde hace algunas semanas que se decretó el fin de la cuarentena, se ha registrado un notable incremento de las concentraciones de dióxido de nitrógeno, un contaminante relacionado con el tráfico y la industria.
Mapas elaborados por Jordi Massagué, un investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), revelaron que está en proceso el nivel de crecimiento a la misma concentración de contaminantes como el dióxido de carbono y el NO2, que antes de que iniciarán la emergencia sanitaria.
Wuhan, el lugar donde comenzó el brote de coronavirus, presentó un descenso del 35% tras implementar la cuarentena, pero el aumento posterior a su término, alcanzó el 22% destaca Massagué.
Este grado de contaminación es 100% relacionado con el movimiento de personas y la industria, detalló el experto.
Aunque aun gran parte de los países del mundo siguen en confinamiento, los especialistas se muestran poco confiados en que la salida a la actual crisis vaya a conducir a una mejora de la calidad global del aire, por lo que pidieron medidas estructurales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente 3 millones de personas mueren en el mundo cada año por enfermedades causadas por la contaminación del aire, y que más del 80% de las personas que viven en áreas urbanas están expuestas a niveles de calidad del aire que exceden los límites de seguridad.
