Un equipo internacional de científicos reveló que toda la atmósfera de la Tierra vibra de manera análoga como una campana sonora.
Científicos de la Universidad de Kyoto y la Universidad de Hawai’i en Mānoa, informaron que las potentes ondas que surgen en el cielo debido a la presión de la atmósfera pueden armonizarse con ella y crear resonancia.
Según la nueva investigación, toda la atmósfera de la Tierra vibra similar a las ondas sonoras dentro de una campana: un tono fundamental de tono bajo junto con «armónicos» de tono más alto.
La ‘música’ de la atmósfera no puede oírse, sino que adquiere la forma de ondas a gran escala de presión atmosférica; rodean nuestro planeta y se mueven alrededor del ecuador, algunas hacia el este y otras hacia el oeste.
La energía que viaja a través de los cielos, generada por variaciones en la presión atmosférica y los tirones gravitacionales de cuerpos celestes como la Luna y el Sol, crea olas que resuenan alrededor del planeta de la misma manera que las ondas sonoras lo hacen dentro de una campana.
Cómo lo descubrieron
Los autores de la investigación estudiaron estadísticas de presión atmosférica de un período de 38 años registrados en la base de datos meteorológicos ERA5, centrándose especialmente en las ondas con frecuencias de entre 2 y 33 horas y con más de 5.000 kilómetros de longitud que se desplazan por todo el mundo a grandes velocidades (más de 1.000 kilómetros por hora), indica un comunicado de la Universidad de Hawái.
Esta sería una sorprendente confirmación de las teorías desarrolladas por los físicos en los últimos dos siglos.
«Las frecuencias y patrones mundiales que hemos observado coinciden muy bien con los que se habían previsto teóricamente».
«Es emocionante ver cómo la visión de Laplace y de otros físicos pioneros queda completamente confirmada dos siglos después», afirmó uno de los autores del estudio, Takatoshi Sakazaki, de la Universidad de Kyoto (Japón).
Los investigadores identificaron la presencia de decenas de modos de ondas, predichas entre ellas, por ejemplo, las ondas de Rossby, que tienen baja frecuencia y se propagan hacia el oeste, y las ondas de Kelvin que se desplazan hacia el este.
El hallazgo pondría fin a un antiguo y clásico debate en la ciencia atmosférica, pero al mismo tiempo sienta las bases para nuevas investigaciones, que permitan comprender tanto los procesos que excitan las ondas como los que las amortiguan.
Asimismo, este descubrimiento podría ayudar a los científicos a predecir mejor los patrones climáticos y comprender la composición de nuestra atmósfera.
La investigación ha sido publicada en el Journal of Atmospheric Sciences.
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