La antigua 'ciudad del pecado' romana que fue tragada por las aguas

La antigua ‘ciudad del pecado’ romana que fue tragada por las aguas

En el libro bíblico de Génesis se encuentra un relato bastante interesante, que narra la manera en que Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra. La narración indica que la causa de dicha destrucción divina, fue producto de la existencia de una sociedad decadente e inmoral.

Por increíble que parezca, durante el Imperio romano también ocurrió algo parecido, pero esta vez sería la naturaleza la encargada de acabar con una ‘ciudad pecaminosa’. Nos referimos a la antigua ciudad de Baia (o Bayas), la que algunos llegaron a llamar «Camplo Flégreos» debido a la presencia de campos volcánicos en la región.

Baia: Una esplendorosa ciudad 

De acuerdo con algunas descripciones hechas por los historiadores, Baia era una ciudad esplendorosa, de mucha belleza natural. Tanto es así que alrededor del siglo II a. C, altos miembros de la nobleza romana decidieron construir Villas en la zona para disfrutar de sus vacaciones.

El clima de la ciudad, al igual que el paisaje, las aguas cristalinas que bordeaban el litoral y las termas, constituían los principales atractivos de Baia. Su ubicación está a solo 30 kilómetros de Nápoles, relativamente cerca de la costa occidental italiana.

Se estima que hace aproximadamente 2 mil años, algunos emperadores romanos como Nerón o Adriano, así como militares, poetas y escritores, se asentaron en Baia. Estos personajes de renombre, convirtieron aquel lugar en un centro vacacional aristócrata de la más alta elite de la época.

Ruinas de Baia

Famosa por sus relatos de intriga

Algunos investigadores de la historia de Baia, aseguran que la ciudad es famosa por «algunos relatos de intriga» que sacudieron al imperio de Roma. Por ejemplo, se dijo que Julia Agripina había planificado la muerte de su esposo, el emperador Claudio, para que el hijo de ambos –Nerón- ascendiera al poder de Roma.

Otro rumor muy famoso de Baia, tiene que ver con Cleopatra, quien habría escapado de la ciudad en su propio barco, luego de enterarse de la muerte de Julio César en el año 44 a. C. Por desgracia, a estas historias se le deben sumar otras que son mucho peores, pues tienen que ver con lujuria y desenfreno carnal.

Ciudad del pecado

Crédito: BBC

Con el paso del tiempo la ciudad recibió duras críticas provenientes de diferentes sectores de la antigua sociedad del Imperio. Algunos llegaron a calificarla como una «ciudad de perdición y vicios», puesto que sus habitantes solían darle rienda suelta a los placeres terrenales más bajos.

Muchos de sus aristócratas residentes, se dieron el lujo de encargar esculturas de mármol alusivas al placer sexual. Mientras que durante las fiestas los fines de semana, era común el desenfreno en las celebraciones, hasta entregarse por completo a los deseos más irracionales.

Finalmente, en el siglo VIII Baia fue saqueada por los sarracenos y posteriormente abandonada lentamente hasta quedar olvidada. Pero ese no sería el final de aquella esplendorosa ciudad que perduró por siglos en medio de lujos. El destino y la naturaleza le tenían preparado otro final.

Sucumbe ante la actividad volcánica

Historiadores, arqueólogos, buceadores y fotógrafos han hallado evidencias de la antigua magnificencia de la ciudad.

A los largo de varios siglos, Baia fue sacudida por un fenómeno natural que se conoce como bradismo. Se trata de un movimiento del suelo causado tanto por la actividad sísmica volcánica como por la acción hidrotermal. Como consecuencia, el suelo puede ascender y descender con relativa frecuencia.

Lamentablemente, esta fue la causa por la que una gran porción de la ciudad de Baia quedara sumergida bajo las aguas. ¡Toda una ironía el trágico final de la ciudad! Porque aquello que fue el objeto de su belleza y gloria, resultó ser la razón principal de su hundimiento. Hablamos de sus chimeneas volcánicas y aguas termales tan apreciadas por sus propiedades curativas.

Resurgimiento del fondo de las aguas

A lo largo de muchos años, la presión subterránea ha estado empujando continuamente hacia la superficie las ruinas de Baia. Pero, no fue sino hasta el año 1940 que un piloto de avión sobrevolando la zona, tomó una fotografía aérea y la mostró a las autoridades italianas.

20 años después, el gobierno italiano autorizó un reconocimiento del lugar, enviando expertos a estudiarlo minuciosamente. Así fue que los investigadores encontraron algo fascinante, las ruinas bien conservadas de un ciudad lujosa perteneciente al Imperio romano.

En el año 2002 el lugar fue abierto al público y se convirtió en uno de los pocos parques arqueológicos submarinos del mundo. Los visitantes pueden ver las estructuras derrumbadas, los mosaicos antiguos y las estatuas increíblemente conservadas de la ciudad e incluso se le permite a las personas bucear entre las fascinantes ruinas. Si bien la ciudad ya no es un centro turístico, sus aguas aún encierran maravillas.

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