La Biblioteca de Alejandría está considerada como una de las grandes maravillas del mundo antiguo. En algún momento de la historia, fue un lugar que albergó todos los libros y pergaminos que contenían todo el conocimiento de distintas civilizaciones de la Tierra.
Toda la sabiduría sobre la ciencia, las artes, la filosofía y la literatura estuvieron en un solo sitio por cientos de años, para impresionar y educar. Sin embargo, alrededor de la creación de este magnífico centro educativo –desaparecido hace siglos- y la obtención de sus libros hay muchas cosas interesantes que decir.
Bases para crear la Biblioteca de Alejandría
Las raíces de donde proviene su creación, está relacionada con el propio conquistador Alejandro Magno, quien también ha sido reconocido como un hombre de ciencia. Es sabido que, durante sus campañas de dominación territorial, se dedicó a buscar y adquirir todo tipo de conocimiento relacionado con las regiones conquistadas.
Las expediciones que Alejandro Magno realizaba para expandir sus territorios, eran acompañadas con instrucciones de estudiar esas tierras. Por eso les pedía a sus generales que trazaran mapas y que informaran acerca de lugares que no fueran conocidos o estudiados previamente.
Tras su meteórica carrera como conquistador helenístico, Alejandro abrió las puertas hacia el aprendizaje de la geografía y otros temas de interés. Su muerte prematura, impidió que se siguiera avanzando hacia un conocimiento global, pero sirvió de motivación para un proyecto mucho mayor, jamás soñado antes.
Nacimiento de un gran proyecto
Hay dos factores esenciales que se juntaron en el tiempo para que naciera el gran proyecto llamado la Biblioteca de Alejandría. En primer lugar que, luego de la muerte de Alejandro uno de sus generales –Ptolomeo I Soter- se convirtió en gobernante de Egipto. Iniciando así una dinastía que se extendería por varios años.
El segundo factor a mencionar, tiene que ver con la llegada a la corte del Rey Ptolomeo I de Demetrio de Falero. Este hombre fue un alumno destacado de Aristóteles y había participado de la política ateniense, pero tuvo que huir y refugiarse en Egipto. En poco tiempo pasó a ser consejero del Rey.
Cuando Ptolomeo se dio cuenta del vasto conocimiento que poseía Demetrio, surgió la idea del gran proyecto de una biblioteca universal. En la que se pudieran colocar las mayores obras del conocimiento humano, solo que ara ello, se necesitaba una gran cantidad de libros y pergaminos.
Comienza la búsqueda de los textos
En vista de la magnitud de este enorme proyecto, Ptolomeo I puso a disposición de Demetrio un presupuesto que podía cubrir cualquier compra u otra forma de adquirir los libros. ¡En definitiva el dinero no representaba un problema! solo había que buscar la forma de llevar todos esos textos a la nueva biblioteca.
Demetrio cumplió con el propósito del Rey. Incluso, durante la dinastía ptolemaica, se continuaron adquiriendo obras literarias de todo tipo y de diferentes naciones, idiomas y lenguajes.
Se estima que en la Biblioteca de Alejandría, llegaron a estar entre 200 mil y 700 mil libros y pergaminos repartidos en dos sucursales. Ahora, ¿cómo se obtuvieron todos esos textos? Sin dudas que no fue una tarea fácil, pero se logró por medio de varias estrategias interesantes.
Estrategias para obtener los textos
Según algunos investigadores, Demetrio utilizó distintos mecanismos para obtener toda esa cantidad de libros, por eso se recurrió a la compra, la confiscación y la copia de textos. Estos métodos no tardaron en dar excelentes resultados, hasta que poco a poco se fue llenando la biblioteca.
Las compras se efectuaron en Rodas y Atenas, los más grandes mercados de libros y pergaminos de aquella época. Se adquirieron textos en los idiomas mayormente conocidos en aquel momento, en su mayoría griegos y atenienses que eran las culturas dominantes.
Los libros incluso eran comprados a familias e individuos que, por décadas los habían coleccionados heredado. Se cree que la venta y producción de libros se inició en Atenas hacia la segunda mitad del siglo V a.C. La sociedad ateniense era conocida por su ávida sed de nuevos conocimientos, y en sus calles era común encontrar pequeñas bibliotecas o puestos de venta de libros.
Otro método eficaz fue la confiscación de libros en los puertos de Alejandría. Sí, cualquier barco que llegara a puerto era sometido a una requisa muy rigurosa en búsqueda de libros. Una vez que los encontraban eran llevados a la biblioteca para ser copiados, los originales se guardaban y se regresaban las copias.
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Por muchos años se aplicaron estos métodos de recolección de libros para completar el gran proyecto de la Biblioteca de Alejandría. Convirtiéndose en una de las mayores fuentes del conocimiento y del saber de las artes y las ciencias del mundo.
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