El único libro de la antigüedad existente escrito sobre lino fue utilizado hace miles de años para vendar la momia de una mujer en Egipto.
Cuando Napoleón Bonaparte lideró una incursión militar en Egipto en 1798, se aseguró de llevar consigo un buen número de científicos y eruditos. De manera que, junto con los militares y soldados se encontraban los sabios de este mundo, porque los franceses sabían del gran valor arqueológico egipcio.
Los resultados de esta estrategia napoleónica fueron sencillamente excelentes, puesto que en Europa se despertó un fuerte interés por conocer más sobre el antiguo Egipto. En aquella época se le llamó «egiptomanía» a ese renovado deseo de aprender acerca de la cultura milenaria.
Pasado algún tiempo, ya era común ver en diferentes museos europeos muchos de los artefactos hallados en Egipto. Por ejemplo, entre ellos había papiros, estatuas y hasta una que otra momia, la mayoría de los objetos eran enviados desde el propio Valle del Nilo.
Una momia egipcia termina en Zagreb (Croacia)
En medio de todo aquel revuelo que estaban causando los valiosos objetos descubiertos en Egipto, y distribuyéndose por gran parte de Europa, una momia termino arribando al Museo Arqueológico de Zagreb en Croacia. Esto ocurrió en 1848, cuando el croata Mihajlo Baric renunció a su cargo en la Cancillería Real Húngara, para recorrer parte del mundo.
Fue así como en uno de sus viajes llegó a Alejandría, atraído por obtener algún recuerdo de la milenaria cultura egipcia. Entonces Baric, escogió comprar un sarcófago que contenía en su interior a una momia femenina, la cual trasladó hasta su casa en Viena.
Lamentablemente Baric murió en 1859 y su hermano que residía en Eslavonia, no tenía mucho interés en los objetos egipcios que heredó. El hombre terminó donando la momia al Instituto Estatal de Croacia, mejor conocido hoy día como Museo Arqueológico de Zagreb.
Se descubre una extraña escritura en la momia
Desde el momento que Baric compró la momia, ningún experto la había examinado detenidamente. Por lo tanto, nunca nadie se fijó en la escritura que se hallaba en el lino que la envolvía. Hasta que en 1867 un egiptólogo alemán, llamado Heinrich Brugsch la descubrió.
Solo que Brugsch, erróneamente llegó a la conclusión que la escritura correspondía a simples jeroglíficos egipcios, motivo por el cual no ahondó más en el asunto. Debieron pasar 10 años y sostener una conversación con un colega, para darse cuenta que el envoltorio de lino era de suma importancia.
Aquella charla casual entre Brugsch y su amigo explorador inglés Richard F. Burton, lo hizo cambiar de parecer en cuanto a la escritura. Ambos concluyeron que era importante, pero aun así no lograron acertar de qué se trataba realmente, dando por sentado que era una transliteración del libro de los muertos. ¡Otro gran error!
A quien pertenecía la momia
En principio se pensó que se trataba de una mujer etrusca adinerada que había llegado huyendo a Egipto, donde posteriormente murió y fue sepultada. Como de costumbre, la joven fue embalsamada y sepultada envuelta en el manto con la escritura. Pero ésta es solo una hipótesis, que pronto sería sustituida por la verdad gracias a un papiro que estaba con la momia.
Resulta que la joven difunta realmente era egipcia, su nombre era Nesi-hensu, esposa de Paser-hensu, un sastre tebano. Todo parece indicar que el envoltorio con el texto etrusco, no tiene relación directa con la momia egipcia. Se presume que fue colocado, a falta de otro manto para cubrir el cuerpo de la joven muerta.
El misterio detrás del mensaje críptico
Fue necesario esperar hasta el año 1891 para que el envoltorio de la momia fuera examinado en Viena por un experto. El encargado de hacer el minucioso examen fue Jacob Krall. Era un especialista en el lenguaje copto, quien estaba casi seguro que se tratara de un idioma libio, cario o copto.
Luego de varias pruebas y realizar inspecciones más detalladas, Krall estableció que la escritura del texto correspondía al idioma etrusco. Después de un gran esfuerzo por colocar en el orden correcto las tiras del envoltorio para tratar de traducirlo, no pudo hacerlo. Los intentos fueron en vano.
¡Un posible accidente histórico!
La escritura etrusca es muy poco comprendida, una de las razones es porque no queda mucho de ella en la actualidad. Sin embargo, en aquel momento se pensó que el mensaje críptico hallado en el envoltorio de la momia, se refería a un libro con un fin religioso.
Conocido como Liber Linteus Zagrabiensis (el libro de lino de Zagreb) y también llamado Liber Agramensis. Este documento contiene el único texto etrusco no epigráfico existente, distribuido en 230 líneas que en suman en su totalidad unas 13.000 palabras, de las cuales apenas unas 1.200 soy hoy legibles.
La datación del documento por radiocarbono reveló que fue creado hacia el año 250 a.C., y la momia, fue datada en apenas unos años más tarde, lo que genera interrogantes acerca de si el libro se creó en Etruria y luego fue llevado al otro lado del Mediterráneo, o si por el contrario fue escrito en Egipto.
Liber Linteus
El documento, que consta de 12 columnas tenía las tres primeras páginas dañadas e ilegibles, dificultando las labores de traducción ya que no podía determinarse como y donde comienza. El texto principal está inscrito con tinta negra y las líneas y signos diacríticos con tinta roja; además originalmente debió ser plegado a modo de códex en lugar de estar enrollado.
Cuando se usó para envolver a la momia, el Liber Linteus se rasgó en 5 tiras, o ataduras, la mayoría de las cuales tenían alrededor de 300 cm de largo. Estos lazos se rasgaron horizontalmente, en toda su longitud. Encuadernado como un libro, habría tenido aproximadamente 40-44 cm de alto, 30 cm de ancho y 12 cm de grosor.
Según algunos dioses locales identificados en el texto del manuscrito, el experto consiguió determinar el origen (o bien del texto o de su creador) a una pequeña área al sureste de la Toscana, entre las ciudades de Arezzo, Perugia, Chiusi y Cortona.
Sin embargo, debido a su precario estado, hubo gran dificultad para descifrarlo en su totalidad, solo se pueden leer en él los nombres de algunos dioses y fechas. Esto llevó a los expertos a pensar que se trataba de una especie de calendario religioso litúrgico.
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Asimismo, otros autores lo relacionaron con la astronomía pues también pueden ser leídos en el documento algunos nombres de constelaciones y cuerpos celestes, por lo cual consideran que el documento contenía registros astronómicos derivados de observaciones con el fin de predecir el clima y otros eventos.
El investigador y escritor Sergei Rjabchikov afirma haber identificado el registro de un eclipse solar que sucedió el 11 de febrero de 217 a.C. Este eclipse apenas fue visible desde la península Itálica, pero sí desde Alejandría.
Gracias a este ‘accidente histórico’ pudo determinarse que el Liber Linteus es el manuscrito más antiguo sobreviviente conocido en lengua etrusca. La cultura romana temprana y el alfabeto latino están directamente inspirados en el etrusco, a pesar de que fue reemplazado por completo en pocos siglos.
Sin embargo, hasta la actualidad no ha podido determinarse cómo llegó esa escritura etrusca a una momia egipcia, si el documento fue creado en Egipto o llevado ahí, y porque contenía estos datos astronómicos… Interrogantes que continúan siendo un misterio para la historia. Sin duda, su significado y orígenes desconocidos, hacen del Liber Linteus uno de los artefactos lingüísticos más extraños del mundo.
Referencias: History of information / National Geographic.
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