La riqueza de la cultura de Babilonia es realmente sorprendente, algunos de sus aspectos continúan siendo temas bastante interesantes. Hay uno en particular que llama la atención, tiene que ver con unas piedras las cuales eran consideradas sagradas por los miembros de aquella civilización.
¿Qué representaban dichas piedras? ¿Por qué eran sagradas? ¿Qué funciones cumplían dentro de la colectividad? Conocer los detalles que giran alrededor de estas piedras sagradas de Babilonia, revelan la grandeza de una sociedad que en algún momento llegó a ser la potencia dominante de su tiempo.
Kudurrus: piedras sagradas
Los Kudurrus eran unas piedras talladas con forma ovoide que se utilizaban para delimitar una propiedad o terreno. Tenían un carácter oficial pues provenía del propio rey, quien concedía o donaba los terrenos a personas importantes, en ocasiones también podía hacerlo a comunidades enteras.
La expresión Kudurru proviene del acadio –antigua Mesopotamia– y significa literalmente límite o frontera. De manera que el término aplica muy bien a las funciones que se le daban a estas piedras, que luego de ser labradas pasaban a ser un título jurídico.
En la superficie de las piedras se grababan los nombres y cargos de los funcionarios de la corte, del rey y del nuevo propietario del terreno. Así pues se podía llevar un registro de las tierras que el monarca les otorgaba a las personas, durante su gobernación.
Además de su condición jurídica, se le consideraba un «documento religioso» al que se le atribuían poderes mágicos. Los babilonios aseguraban que las piedras sagradas estaban protegidas por los dioses, especialmente los que aparecían escritos en ella. Una copia exacta hecha en tablillas de arcilla se guardaba en los templos para conservarlas de manera oficial.
Símbolos divinos de las creencias religiosas babilónicas
De acuerdo con los registros de varios historiadores, los Kudurrus también ponían de manifiesto las creencias religiosas de los babilonios. Esta afirmación tiene su base, en el hecho de que se resguardaban dentro de los templos de culto, los lugares sagrados en Babilonia.
Por lo general se colocaban en sitios visibles, no solo para que los vieran las personas que visitaban el templo, también para los dioses. Porque las imágenes esculpidas en las piedras prueban su estrecha relación con el reino divino, al que los babilonios rendían adoración.
Tomando en cuenta que en Babilonia se practicaba el politeísmo, es fácil de comprender que en los Kudurrus, se representaran las diferentes deidades que formaban parte de sus creencias. Incluso el orden que ocupaban en los grabados, muestran qué divinidad resultaba más importante para ellos.
Deidades representadas en las piedras sagradas
Según los estudiosos modernos de la antigua Babilonia, los dioses encargados de preservar el orden y la vida del universo, aparecen representados en las piedras sagradas. Cada uno de ellos ocupa su lugar dependiendo de su jerarquía, se les puede diferenciar porque tienen símbolos diferentes.
Así mismo el orden establecido –en cuanto a las deidades- en los Kudurrus demostraba quién era el de mayor supremacía. Por ejemplo:
- Las deidades astrales ocupaban la primera fila, destacándose en primer lugar Sin, el dios de la luna. Luego Shamash el dios del Sol y finalmente Ishtar la diosa de Venus.
- La segunda fila estaba reservada para Anu el dios del cielo, Enlil la deidad del aire, Ea el dios de las aguas dulces y Ninhursag la diosa de la tierra.
- Después seguían tres filas más que eran igual de importantes, allí se encontraban los dioses encargados de que la tierra fuera fértil, deidades del inframundo y dioses guerreros respectivamente.
En conjunto todas estas divinidades eran importantes en Babilonia, por eso en algunos casos todas aparecían en una sola línea. Pero, igualmente se han encontrado Kudurrus con franjas que los separan entre sí.
¡Un contrato entre seres humanos y dioses!
La naturaleza de las piedras sagradas establecía un contrato entre la persona o comunidad que recibía la tierra y los dioses. Esto se deja ver claramente por el contenido del texto distribuido en dos partes. La primera de ellas tenía inscritas las cláusulas de la concesión y el destinatario.
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La segunda parte del escrito en los Kudurrus, contenía una serie de maldiciones que recaería en las personas que por algún motivo violaran el acuerdo o rompieran el contrato que involucraba a los dioses babilonios.
En su momento, el kudurru sirvió como un registro, especialmente relacionado a las tierras, otorgadas por el rey hacia una persona. En estas piedras se representaban también los dioses responsables de la preservación del universo, lo que lo convertía en un contrato oficial y sagrado. Aquellos que se atreviesen a quebrantarlo corrían el riesgo de un castigo divino. Hoy en día, existen ejemplos de estas piedras exhibidos en museos de todo el mundo, como el Museo del Louvre y el Museo Británico.
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