Una de las Islas Marquesas en la Polinesia Francesa, alberga unas estatuas un tanto peculiares. Los Tikis, como se les conoce, se esculpieron en piedra y hueso y representan a dioses ancestrales… sólo que estas deidades podrían mostrar un antiguo contacto extraterrestre.
La isla de Nuku Hiva muestra una historia cultural bastante única. Las estatuas de piedra revelan sus deidades, las cuales siguen siendo adoradas en ciertas zonas. Para poder comprender el origen de estas misteriosas esculturas, quizás es necesario entender su historia y el cambio cultural que tuvo por su relación con Francia.
Sin embargo, las estatuas revelan su pasado original, desde la llegada de los primeros habitantes hace miles de años.
Misteriosas estatuas
La leyenda de Nuku Hiva empieza con el dios de la creación, Ono. Esta deidad quiso construirle a su esposa, Atuana, una hermosa casa en un solo día. Para ello reunió toneladas de tierra y piedra y creó las islas Marquesas.
Se cree que cada isla representa una parte diferente de la casa, siendo la isla más grande, Nuku Hiva, el «techo» del hogar.
Según los historiadores, sus habitantes llegaron por primera vez hace unos 2.000 años, provenientes de otros lugares de Polinesia occidental. En el pasado, Nuku Hiva era considerada 2 provincias; Te L’i y Tai Pi. Su población original constaba de 100.000 personas, lo que dificultaba el alojamiento y la alimentación en ciertas comunidades.
Así, la pesca se convirtió en el trabajo más común, junto a la recolección. Con la escasez de alimento ocasional, se cree que practicaron el canibalismo, pero nunca se ha confirmado.
La visita de personajes importantes, como el explorador español Álvaro de Mendaña de Neira, o el navegante británico James Cook, ayudaron a que la isla se diera a conocer. Esto facilitó que el comercio con Europa creciera.
Se cree que fueron estas actividades las que provocaron las epidemias en los siglos XVIII y XIX en Nuku Hiva, eliminando al 90% de la población. Después de que Francia tomara posesión de las islas en 1842, hizo seguimiento y aportó vacunas y medicinas, ayudando a que la población no cayera en declive a comienzos del siglo XX.
Los restos arqueológicos de los primeros establecimientos humanos datan del año 150 a. C. Entre el siglo XII y XIII se construyeron varias estructuras de piedra; desde templos, base para cabañas y estatuas antropomorfas relacionadas con los moai de la Isla de Pascua.
En la isla de Nuku Hiva, existen leyendas que los primeros habitantes se encontraron con ogros y gigantes con los que tuvieron que luchar durante años. Estas estatuas abundan especialmente en el municipio Temehea Tohua, lugar donde está la casa ancestral de Vaekehu, la última reina de Taiohae.
Un «continente perdido»y el contacto con misteriosos seres
Cabe mencionar que Hiva es el nombre de una mítica isla que habitaron los antepasados de los polinesios. Las islas que dejaban atrás eran nombradas con variantes de este nombre.
Es de esta tierra donde provienen los nativos de la isla de Pascua, según su mitología. Hiva correspondería a la mítica Hawaiki de la mitología maorí.
Las leyendas pascuenses muestran que los antiguos maorís, también llamado sabios, pronosticaron que vendría un tiempo donde Hiva se hundiría. Específicamente, lo predijo Moe Hiva, uno de los cinco kohou toju, o sabios profetas de la corte de Oto Uta, el primer rey.
Por ende, se cree que las islas Marquesas son en realidad la cima de las montañas de Hiva.
Las estatuas de piedra y huesos de Nuku Hiva representan a seres con cabezas alargadas y enormes. También muestran ojos inmensos.
Estos extraños rasgos entre humano y alienígenas han generado mucha polémica e hipótesis; al punto de que expertos señalan que es la representación de contactos alienígenas; una con reptilianos y otra con grises.
Otros creen que representan antiguos sacerdotes o jefes tribales con vestimentas extrañas que se defendían de espíritus malignos. Incluso se dice que son estatuas de los ogros que derrotaron.
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Lo cierto es que no se sabe exactamente cuándo se hicieron, algunos arqueólogos creen que viene del año 1.000 d. C., otros del 2.000 a. C.
Esta última fecha sugiere que lo más probable es que fueron talladas por otra civilización desconocida, ya que los polinesios llegaron a la isla alrededor del año 150 al 300 d. C.
El porqué del aspecto de las estatuas y su significado es algo que se ha perdido con los años. Mientras arqueólogos aseguran que solo son representaciones abstractas, otros sugieren que son evidencia de un contacto alienígena genuino.
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