Actualmente se han encontrado una cantidad de objetos y reliquias antiguas que contradicen el canon de la historia tradicional. Entre ellos se encuentra el famoso «Huevo de Nubia»; un antiguo huevo de avestruz que ha sorprendido a los arqueólogos durante décadas.
La cáscara de huevo de avestruz se encuentra en el Museo de Nubia, y genera polémica por sus ilustraciones, en las que destacan 3 triángulos que, según arqueólogos, representan a las pirámides de Egipto.
El problema es que el Huevo de Nubia data del año 5.000 a. C., lo que quiere decir que las ilustraciones tienen al menos 7.000 años de antigüedad… unos 2.500 años menos que las pirámides ¿Cómo es posible?
El misterioso Huevo de Nubia
El enigmático objeto se descubrió en Nubia y se cree que data de la cultura Naqada I. El resto de objetos dentro de la tumba donde se encontró el huevo sugiere que estos datan de hace 7.000 años.
El Huevo de Nubia está decorado con el dibujo de un avestruz, junto a lo que se presume, es el río Nilo y las Pirámides de Egipto.
A pesar de que la proporción de los triángulos no coinciden con las 3 pirámides de la meseta, expertos y teóricos sugieren que esta es una prueba de que el canon histórico está alterado.
Cabe resaltar que los triángulos son geométricamente isósceles, una forma que evoca más a las pirámides de Meroe, en la actual Sudán y que pertenecen al reino de Kush.
Sin embargo, las estructuras se construyeron como tumbas en una fecha mucho más cercana a Cristo y están más al sur de donde se encontró la reliquia.
Esto ha traído a colación la siguiente pregunta: Si los arqueólogos no aceptan que sean una representación de las pirámides junto al Nilo ¿Entonces que representan?
Intento de explicación
En 1988, el arqueólogo alemán Günter Dreyer, siguiendo los pasos del egiptólogo británico Flinders Petrie, se propuso a encontrar las tumbas de la Dinastía Cero de Egipto.
Durante su estadía en Abidos, encontró una tumba de 5.250 años. En su interior había varios objetos que sugerían que la tumba perteneció al «Rey Escorpión». Ser que, para los egiptólogos, solo era una figura mitológica predinástica.
El objeto más importante fueron 160 fichas hechas de hueso y marfil con figuras sencillas talladas, que iban desde árboles, animales y el más importante, montañas.
A pesar de que parecían dibujos primitivos, como los que se encuentran en otras expresiones de arte antiguo, Dreyer creía que había algo más.
Usando jeroglíficos como guía, quisieron demostrar que las figuras eran en realidad, símbolos y representaban el sistema de escritura más antiguo. Así, tomando la ficha con la figura de un elefante sobre unas montañas y añadiéndole un valor fonético de un jeroglífico, el elefante representaría el sonido «Ab» y las montañas el sonido «Yu». Juntas, representan las sílabas «Ab-Yu», que significa Abidos.
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Según el arqueólogo, esto sucedía con el resto de fichas, que representaban un lugar o ciudad.
Al aplicar esta lógica al Huevo de Nubia, las pirámides pasarían a representar, en realidad, a montañas.
A pesar de este intento de explicar lógicamente esta incongruencia histórica, aun quedan enigmas; el más destacado es la presencia del Nilo, y que el huevo no tiene figuras tan «simples» como las fichas. Así, el misterio del Huevo de Nubia sigue vigente…
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