En muchas partes del mundo el surgimiento de las civilizaciones suele ser un misterio que nadie ha podido descifrar. Por esa razón, han surgido numerosas hipótesis y conjeturas que han sido aceptadas como «una historia verdadera», como es el caso de la Península Ibérica.
Expertos inician un proceso de investigación
Por muchos años, se creyó que el origen de las culturas que existen en Europa Occidental fueron producto de la influencia que tenían fenicios y griegos. No obstante, esta teoría fue completamente descartada después de que algunos estudiosos realizaran numerosas investigaciones en un yacimiento arqueológico de la cultura argárica.
Esta sociedad se desarrolló hace 4.000 años, en un principio se creía que eran simples comunidades prehistóricas, atrasadas y bárbaras. Pero en el siglo X a.C, surgió un cambio repentino cuando los fenicios empezaron a asentarse en el sur. ¿Qué tan acertada es esta teoría? Los restos arqueológicos revelan un panorama muy diferente.
Los argáricos, una civilización de guerreros respetados
La sociedad que conocemos como «El Argar», tuvo sus inicios en la Edad de Bronce, en los años 2200 y 1550 a.C. Destacaron por su carácter innovador, tanto en lo técnico como en lo social.
Actualmente, sabemos de esta antigua civilización gracias a las excavaciones que han realizado en La Almoloya y La Bastida (Murcia- España).
En lo concerniente a la Bastida, la investigación arqueológica arrojó algunos datos interesantes. Por ejemplo, se ha determinado que fue edificada encima de un cerro escarpado, abarcando una extensión de 5 hectáreas, oculto en medio de unas montañas.
De acuerdo con la explicación de los expertos, cuando la Bastida estuvo en su máximo esplendor, llegó a concentrar el mayor asentamiento poblacional de toda la península Ibérica. Se estima que su territorio cubría un área de 3 mil kilómetros cuadrados, siendo la capital que albergaba más de un millar de personas.
Las excavaciones realizadas en esta zona han dejado ver que la Bastida no era un simple poblado con algunas miles de personas. Más bien estamos hablando de una ciudad bien establecida, así lo demuestran las poderosas y enormes fortificaciones que la rodeaban.
Por esta razón algunos eruditos la consideran como «la única ciudad de su estilo en la Europa prehistórica». Precisamente de allí nació y se extendió por gran parte del sureste de la península, la temible sociedad guerrera de la Edad del Bronce con su poderío militar que colonizó y conquistó todo a su paso.
Esta sociedad estuvo gobernada por una clase dominante guerrera y organizada jerárquicamente en colectivos especializados. En ella existían evidentes desigualdades en función de la riqueza y el género.
La Almoloya: su historia paralela con la Bastida
En los trabajos de excavación arqueológica efectuados en el yacimiento de la Almoloya, se pudo recabar mucha información importante. Entre otras cosas quedó establecido que su historia transcurrió en paralelo con la Bastida, pero con una extensión de tierra más pequeña, alrededor de 15 veces de menor tamaño.
Sin embargo, el valor estratégico -en el campo militar- de la Almoloya, sencillamente era excepcional. Porque su ubicación geográfica le permitía tener una vista panorámica de varios miles de kilómetros a la redonda. Este factor, le valió para ser considerada «la punta de lanza en las campañas militares colonizadoras de la temible sociedad guerrera del Agar».
Con el pasar de los años La Almayola pasó a ser un centro de suma importancia del poder político de la cultura de El Agar, justo cuando ésta se encontraba en uno de sus mejores momentos de expansión. Además, en lo más alto del cerro donde se encontraba, se podían ver las grandes construcciones que dominaban gran parte de la zona.
Curiosidades de esta avanzada sociedad
Llama la atención algunos aspectos de la sociedad de El Agar. En lo relacionado con sus costumbres religiosas, los investigadores han logrado documentar 250 tumbas, lo cuales ha permitido saber que, los muertos eran enterrados bajo el suelo de sus casas.
Las tumbas en su mayoría son individuales, y en ellas se pudieron rescatar varios objetos metálicos de valor, así como prendas de vestir de diversa calidad.
El Argar tenía una clara división social, según un estudio realizado por la Universidad de Autónoma de Barcelona, en los distintos yacimientos fueron encontrados distintos ajuares funerarios. Una clase dirigente que era enterrada con las armas más finas y joyas de oro y plata.
Por otro lado, existía también una clase guerrera, junto a los cuales se depositaron armas de metales más convencionales. En cuanto a las personas libres encargadas de producir bienes (como agricultores, ganaderos o artesanos) y su ajuar funerario eran elementos decorativos sencillos. También se cree que existían siervos y esclavos con derechos limitados. Estas condiciones sociales eran hereditarias.
En algunos casos, los arqueólogos se han topado con espadas de bronce y cobre en fosas correspondientes a hombres, mientras que en las tumbas de mujeres se hallaron joyas y artículos para trabajos textiles.
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Tal vez lo más curioso de la temible sociedad guerrera de la Edad del Bronce, era la forma en la que estaba organizada la sociedad y la distribución del poder político. En ambos casos, se trataba de modelos revolucionarios para la época, pues no existe algo parecido en los anales de la historia.
Incluso, se podría decir lo mismo del almacenamiento y distribución del agua, realizado por medio de un sistema de ingeniería muy avanzado. Así como la implementación -por parte de la sociedad argárica- de la ganadería y agricultura organizada con fines comestibles.
Pero lo más impresionante de todo es que, nadie en absoluto sabe por qué y cómo desapareció esta sociedad. Algunos investigadores consideran que lo más probable es que se produjesen fenómenos medioambientales que aumentaron la aridez en todas las costas mediterráneas y redujeron el tamaño y la calidad de las cosechas, generando un conflicto cuando las clases dominantes quisieron acaparar los escasos recursos provocando violentos estallidos, liderados parte de las clases populares.
Aun queda mucho por investigar sobre esta sociedad y continuará siendo un apasionante desafío para la ciencia establecer las verdaderas causas de su final, solo queda esperar que las excavaciones permitan avanzar más en desvelar la verdad.
Referencias: Historia / El País / National Geographic.
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