Un equipo de científicos observó cómo un metal se ‘curó’ a sí mismo, algo nunca antes visto.
Muchos recordamos la película de 1991 «Terminator 2: El juicio final», donde un malvado androide llamado T-1000 que viaja en el tiempo y cambia de forma, estaba hecho de un metal líquido con una cualidad única: así fuese afectado con explosiones o balas, su metal se curaría solo.
¿Un metal autorreparable solo es posible en la ciencia ficción? Aparentemente no.
Recientemente, un equipo de científicos de los Laboratorios Nacionales Sandia, en Nuevo México, y la Texas A&M University, que estudiaban la fatiga del metal en platino, un fenómeno en el que se desarrollan grietas microscópicas en metales sometidos a estrés repetido, quedaron atónitos al ser testigos de algo nunca antes observado: un trozo metal que tenía grietas se «curó» a sí mismo.
El inesperado suceso
Los investigadores dirigidos por Brad Boyce, hacían experimentos a nanoescala para estudiar cómo se forman y se propagan las grietas en el metal sometido a tensión.
Utilizando una técnica de microscopio electrónico especializada que habían desarrollado, los científicos tomaron pequeñas pequeñas piezas de metal hechas de platino puro y cobre, extrajeron el material de cada lado a una velocidad asombrosa de 200 veces por segundo.
Como era de esperarse, las grietas comenzaron a formarse y extenderse. Sin embargo, alrededor de 40 minutos después del experimento, las piezas de metal se fusionaron espontáneamente.
Este proceso se conoce como soldadura en frío. Todo ocurre a nanoescala, lo que significa que no es visible para el ojo humano. La soldadura en frío se produce cuando dos piezas de metal, cuyas superficies deben ser lisas y limpias, se unen formando enlaces atómicos que facilitan la autorreparación. Esencialmente, le permite soldar metales sin calor.
Pero ahora los científicos han demostrado que este proceso puede ocurrir espontáneamente sin una preparación cuidadosa, lo que abre un mundo de nuevas aplicaciones.
Las piezas de metal utilizadas en los experimentos tenían aproximadamente 40 nanómetros de espesor y unos pocos micrómetros de ancho.
Si bien la curación se observó en platino y cobre, las simulaciones sugieren que este fenómeno también podría ocurrir en otros metales.
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Aunque aún no se sabe exactamente cómo sucede esto o cómo se podrá usar, para los científicos, el suceso allana el camino para aplicaciones innovadoras en un futuro próximo, ya que esta capacidad permitiría diseñar metales para crear máquinas y estructuras de autorreparación en un futuro relativamente cercano. Imagine puentes, aviones, vehículos terrestres o cualquier pieza mecánica sujeta a desgaste que pueda ‘repararse’ por sí misma.
Los hallazgos fueron publicados en la revista Nature.
Referencias: DW / Reuters.
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