El origen de un raro vidrio amarillo ha sido objeto de debate durante muchos años, el peculiar material aparece incluso en una de las joyas más conocidas de Tutankamón.
Fue descrito por primera vez en un artículo científico en 1933 y se le conoce como vidrio del desierto de Libia (LDG por sus siglas en inglés).
Los coleccionistas de minerales lo valoran por su belleza, su relativa rareza y el halo de misterio que lo envuelve. Sin embargo su admiración no es reciente.
Incluso una gema del colgante encontrado en la tumba del faraón Tutankamón contiene un trozo de este vidrio tallado con forma de escarabajo.
En otras partes del mundo, también pueden encontrarse estos extraños vidrios naturales. Los ejemplos incluyen moldavitas del cráter Ries en Europa y tectitas de Costa de Marfil. Pero ninguno es tan rico en sílice como el vidrio del desierto de Libia, ni se encuentra en trozos ni en cantidades tan grandes.
Teorías del origen del extraño vidrio amarillo
El origen del vidrio ha sido objeto de debate entre los científicos durante casi un siglo. Algunos sugirieron que podría deberse a volcanes en la luna.
Otros proponen que es producto de la alta temperatura causada por la caída de un rayo sobre un terreno arenoso. Mientras que tras teorías sugieren que es resultado de procesos sedimentarios o hidrotermales, provocado por una explosión masiva de un meteorito en el aire; o que procediera del cráter de un meteorito cercano.
De estas teorías, los investigadores han estado explorando dos escenarios principales para la formación de LDG durante los últimos 25 años: o fue creado por un meteorito que impactó la superficie del desierto, o por la explosión de un meteorito en la atmósfera. Un estudio reciente, dirigido por la Dra. Elizaveta Kovaleva de la Universidad de Western Cape, Sudáfrica, buscó diferenciar entre estas dos teorías.
La investigación
Gracias a la avanzada tecnología de microscopía, un equipo de científicos de Alemania, Egipto y Marruecos, han identificado que el vidrio del desierto de Libia se originó por el impacto de un meteorito en la superficie de la Tierra.
Los científicos utilizaron microscopía electrónica de transmisión para estudiar para estudiar la composición detallada del vidrio y cómo se organizan los minerales en el material. En particular, encontraron pequeños cristales de óxidos de circonio, que proporcionaron evidencia crucial para el escenario del impacto.
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Estos cristales, incluida una rara configuración conocida como circonio cúbico, indicaron que el vidrio se formó bajo altas temperaturas y una presión muy alta: alrededor de 130.000 atmósferas. Si los minerales del interior del vidrio se formaron en esas condiciones, entonces existe un escenario claro: el impacto de un meteorito.
«Esas son partículas muy pequeñas de fases minerales que sólo se forman a presiones muy altas. Y esas altas presiones sólo pueden producirse en la corteza terrestre tras el impacto de meteoritos. Y se conservaron en LDG porque son muy pequeños», explicó la Dra. Kovaleva.
Las pruebas del escenario de impacto son cada vez más sólidas. Pero quedan muchas preguntas, incluida una importante: si hubo un impacto, ¿dónde está el cráter? Esto se desconoce actualmente. Por ahora, un equipo de investigadores está buscando sitios potenciales.
El estudio fue publicado en American Mineralogist.