Un hombre de 29 años en Wisconsin, EE.UU., que quedó paralizado de la cintura para abajo después de un accidente de motonieve, ha logrado caminar de forma independiente después de una cirugía pionera.
Los doctores implantaron un electrodo controlado a distancia en su espalda para estimular los nervios supervivientes en la médula espinal del paciente.
Gracias al innovador trabajo quirúrgico, Jered Chinnock, pudo levantarse y caminar un poco más de 100 metros (la longitud de un campo de fútbol americano) mientras empujaba un andador con ruedas delanteras.
Es la primera vez que Chinnock caminaba solo desde su accidente ocurrido cinco años atrás.
«Es muy emocionante, pero aún muy temprano en la etapa de investigación», dijo el neurocirujano Dr. Kendall Lee, quien codirigió al equipo de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.
«La razón por la cual esto es importante es porque la propia mente del paciente, el pensamiento, fue capaz de impulsar el movimiento en las piernas», agregó.
El Dr. Lee explicó que tan pronto como se apagó el electrodo a control remoto, Chinnock quedó paralizado nuevamente.
Innovadora Técnica
La innovadora técnica utilizada por el equipo de la Clínica Mayo, implicó la inserción de un electrodo en el espacio epidural, la región hueca llena de grasa que rodea la médula espinal.
También se implantó una batería en el abdomen y se conectó al electrodo a través de un cable oculto debajo de la piel.
Los médicos están entusiasmados con el avance, pero aún deben establecer exactamente cómo estimular eléctricamente una médula espinal cortada y restaurar el movimiento voluntario.
El equipo de la Clínica Mayo cree que puede depender de fibras nerviosas residuales manteniendo abierto un canal de comunicación con el cerebro.
«Ahora creo que el verdadero desafío comienza, y eso es comprender cómo sucedió esto, por qué sucedió y qué pacientes responderán», dijo la investigadora principal, la Dra. Kristin Zhao, directora del Laboratorio de Tecnología Restaurativa y de Asistencia de la Clínica Mayo.
En la primera semana después de la cirugía, Chinnock tuvo que usar un arnés para reducir el riesgo de caídas. Después de 25 semanas ya no necesitaba un arnés. Y en el transcurso de un año, logró hitos que incluyeron caminar 102 metros y caminar continuamente durante 16 minutos.
Aunque podía pararse y caminar cuando quisiera, todavía necesitaba la ayuda de un bastón con ruedas.
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Otros cuatro pacientes, que a diferencia de Chinnock retenían cierta capacidad sensorial en las piernas, también están siendo tratados con esta terapia experimental.
«No solo buscamos una cura natural o biológica para la parálisis, sino una permanente», dijo uno de los investigadores.
El reporte se encuentra publicado en la revista Nature Medicine.