Develan qué comían las personas hace casi 8.000 años

Develan qué comían las personas hace casi 8.000 años

Gracias al análisis de las proteínas encontradas en cuencos y recipientes de cerámica en el asentamiento prehistórico de Çatalhöyük, en la antigua Anatolia, lo que hoy conocemos como Turquía, un equipo de investigadores alemanes y británicos ha conseguido descifrar la dieta de las personas que vivían hace casi 8.000 años.

Los científicos han develado esa prehistórica dieta con detalles asombrosos. Entre los alimentos hay cereales, legumbres, leche y carne de distintos animales. Curiosamente, muchos de esos ingredientes han aparecido en los mismos recipientes, con la excepción de lo que podría ser el suero de un queso primitivo.

Aunque estudios anteriores ya habían descubierto algunos de los alimentos que los primeros agricultores consumían en Çatalhöyük, el trabajo del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana, la Universidad Libre de Berlín y la Universidad de York es el primero en utilizar una técnica de vanguardia de análisis de proteínas que permite identificar plantas y animales a un nivel sin precedentes, llegando en algunos casos a conocer incluso la especie.

Çatalhöyük, en lo que ahora es el centro de Turquía, fue un gran asentamiento habitado desde aproximadamente 7100 a.C hasta 5600 a.C por los primeros agricultores. El lugar es en sí mismo fascinante, ya que las casas se construyeron directamente una al lado de la otra en todas las direcciones y destaca por su excelente conservación. Después de más de 25 años de excavación y análisis, se considera uno de los sitios de agricultura temprana mejor investigados en el Viejo Mundo.

epósitos calcificados de vasijas modernas y antiguas en Çatalhöyük.
Estos son ejemplos de depósitos calcificados de vasijas modernas y antiguas en Çatalhöyük. a) Ejemplo de una extensa acumulación de cal en una tetera moderna utilizada cerca de Çatalhöyük. b) Depósitos de cal en una muestra antigua. c) Una vasija relativamente intacta (no analizada en este estudio) que demuestra la forma del tazón. d) Una selección de cuatro vasijas analizadas en este estudio que muestran calcificaciones adheridas a la superficie interior de vasijas cerámicas. Créditos: Nature Communications.

Los hallazgos

El análisis reveló que los recipientes, que tenían residuos calcificados en las superficies internas, contenían granos, legumbres, carne y productos lácteos. Los productos lácteos provenían principalmente de ovejas y cabras, y también de ganado bovino.

Si bien los huesos de estos animales se encuentran en todo el sitio y los análisis de lípidos anteriores han identificado las grasas de la leche en los vasos, esta es la primera vez que los investigadores han podido identificar qué animales se estaban ordeñando. En línea con los restos de plantas encontrados, entre los cereales había cebada y trigo, y entre las leguminosas, guisantes y arvejas.

Los productos animales no lácteos, que podrían haber incluido carne y sangre, provenían principalmente de la familia de las cabras y ovejas, y en algunos casos de bovinos y ciervos. Curiosamente, muchas de las vasijas contienen evidencias de múltiples tipos de alimentos.

Quesería temprana

Un frasco en particular solo tenía evidencias de productos lácteos, en forma de proteínas que se encuentran en la porción de suero de la leche. «Esto es particularmente interesante porque sugiere que los residentes podían haber estado usando métodos de producción de lácteos que separaban la leche fresca en cuajo y suero.

También sugiere que tenían un recipiente especial para sostener el suero después, lo que significa que lo usaron para algo más después», afirma Jessica Hendy, autora principal del estudio, del Max Planck. Estos resultados muestran que la lechería ha estado en curso en esta región del mundo por lo menos desde el sexto milenio antes de Cristo, y que las personas consumieron la leche de múltiples especies de animales, incluyendo vacas, ovejas y cabras.

Sin embargo, los investigadores enfatizan que, según el registro arqueológico, probablemente se consumieron una variedad aún mayor de alimentos, especialmente alimentos vegetales, en Çatalhöyük, que o bien no estaban contenidos en los vasos que estudiaron o no están presentes en las bases de datos que usan para identificar proteínas.

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Muchas especies de plantas no están representadas o tienen una representación limitada. «Por ejemplo, solo hay seis secuencias de proteínas para la arveja en las bases de datos. Para el trigo, hay casi 145.000», explica Hendy. «Un aspecto importante del trabajo futuro será expandir estas bases de datos con más secuencias de referencia».

El estudio ha sido publicado en Nature Communications.

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