Estos artefactos de hace 2,000 años generan controversia entre los arqueólogos debido a su capacidad para generar voltaje eléctrico.
La Baterías de Bagdad (son varias) son unos auténticos «artefactos fuera de lugar», ya que desafían la historia convencional. Ellas estarían adelantadas a la invención «oficial» de la batería en 1800, ya que fueron datadas en el siglo III a. C. Son grandes exponentes de la llamada «electricidad antigua» pero todavía generan controversia entre arqueólogos escépticos, ya que su procedencia ha estado envuelta en polémica y también porque todavía se encuentran desaparecidas luego de un saqueo en 2003, en medio de la Invasión de Iraq.
De acuerdo a su datación, las baterías tendrían que haber sido fabricadas por los Partos, un imperio de origen iraní que dominó esa área de Mesopotamia, en el actual Iraq, durante el siglo III a.C. Aunque también se piensa que los Partos pudieron haberlas guardado luego de encontrarlas en Babilonia.
Fueron descubiertas en 1936 en Bagdad, Iraq por trabajadores de una excavación ferroviaria. Sin embargo, no fueron estudiadas a profundidad hasta en 1938 por el arqueólogo alemán Wilhelm König.
¿Cómo son estas baterías antiguas?
- Son recipientes de arcilla en forma de jarrón de 14 cm de alto y 4 cm de diámetro.
- En el interior de cada uno se encuentra un cilindro de cobre pegado con asfalto a la boca del cuello del jarrón.
- Dentro del cobre se encuentra una vara de hierro.
Haciendo pruebas electroquímicas con las Baterías de Bagdad
Los dos tipos de metales, hierro y cobre, son clave para formar una batería. Según un reporte de König, uno de los jarrones pudo llegar a encender una lámpara, aunque débilmente debido a la antigüedad, claro está. El experimento le permitió concluir que el artefacto sólo necesitaba ser llenado con un líquido ácido o alcalino para poder producir un voltaje eléctrico. El líquido sería el electrolito o conductor eléctrico.
Los recipientes también mostraron corrosión, y unas pruebas revelaron rastros de algún líquido ácido, como vinagre o vino. Esto indicaría que sí se podía haber utilizado un electrolito natural (!).
König estaba a cargo del Laboratorio del Museo Estatal de Bagdad en 1938, así que es una fuente bastante confiable, aunque los escépticos puedan criticarlo de un promotor de la hipótesis de la «electricidad antigua».
Luego de la Segunda Guerra Mundial, un ingeniero en electrónica, Willard F. M. Gray, siguió experimentando. Él fabricó unos duplicados de los artefactos, utilizando jugo de uva como electrolito. Sorprendentemente, los dispositivos generaron alrededor de 2 voltios.
Este voltaje sería un poco débil, por eso König concluyó que la Batería de Bagdad podría haberse utilizado para restaurar o galvanizar piezas de oro o plata.
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Paul T. Keyser, arqueólogo canadiense, por su parte concluyó que podría haber tenido un uso medicinal o terapéutico, ya que una electricidad relativamente débil puede funcionar como analgésico. Los antiguos griegos, por ejemplo, escribieron sobre el efecto analgésico de las ánguilas eléctricas.
¡Bastante sorprendente!.
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