Científicos insertan un gen del cerebro humano en monos

Un equipo de científicos de China y Estados Unidos, ha insertado genes involucrados en el desarrollo del cerebro humano en genomas de monos.

En experimentos de seguimiento, los científicos probaron si los monos modificados se desempeñaban mejor que sus compañeros de control en tareas cognitivas.

El estudio, realizado por especialistas del Instituto de Zoología de Kunming (China), la Universidad de Carolina del Norte (EE.UU.) y otras instituciones, identificaron el gen MCPH1, básico para el desarrollo de un feto y cuyas mutaciones pueden provocar microcefalia, un trastorno en el que la cabeza y el cerebro tienen un tamaño inferior al normal.

Los investigadores crearon 11 macacos Rhesus transgénicos tras exponer a sus embriones a un virus que llevaba esta versión de ese gen humano.

Los investigadores crearon 11 macacos Rhesus transgénicos. Crédito: Robbie Ross/Pixabay

La investigación

Los científicos insertaron el gen humano MCPH1 en los 11 monos rhesus, cinco de los cuales sobrevivieron el tiempo suficiente para que se pusieran a prueba sus habilidades mentales. De acuerdo con los hallazgos del equipo, los monos transgénicos obtuvieron mejores resultados en las pruebas de memoria y en los ensayos de tiempo de reacción en comparación con el grupo no editado por genes.

En una de esas pruebas de memoria, se pidió a los monos que recordaran el color y la forma de un estímulo que apareció en la pantalla durante un período de tiempo específico.

«Notablemente, nuestra prueba cognitiva preliminar detectó una mejora de la memoria a corto plazo en los monos [transgénicos]», escribió el equipo.

Los cerebros de los monos no difirieron en tamaño en comparación con el grupo de control, pero tardaron más en desarrollarse. Los análisis de la imagen del cerebro y la sección de tejido sugirieron que los monos transgénicos se retrasaron en el desarrollo neuronal y la mielinización, el proceso de generación de membrana que envuelve las fibras nerviosas para ayudar a acelerar la transmisión de los impulsos nerviosos. Según el equipo, esto es similar al retraso en el desarrollo de los humanos, llamado neotenia.

Una diferencia crucial entre los humanos y otros primates es que nosotros tardamos mucho más tiempo en formar redes neurales durante el desarrollo, un proceso que alarga la infancia de manera significativa.

Debate ético

El controvertido experimento, ha generado una gran alarma y preocupación en la comunidad científica. Muchos países no permitirían que dicha investigación continuara, afirmando que cruza las fronteras éticas.

«La primera cuestión ética se refiere a si esta investigación es lo suficientemente científica como para justificar el uso de animales» , dijo Jacqueline Glover, bioética de la Universidad de Colorado.

«La segunda cuestión es si es apropiado usar monos en particular. ¿Se puede realizar esta investigación con alternativas que no impliquen riesgos para los primates no humanos? Jim Sikela, un colega de la Universidad de Colorado, ha señalado que hay organoides disponibles (es decir, células modificadas en cultivo) tanto de humanos como de chimpancés que imitan muchas de las características moleculares/celulares del cerebro. Algunas investigaciones están colocando los genes humanos en los organoides del cerebro del chimpancé como una alternativa al uso de primates vivos para obtener información sobre cómo funcionan los genes del cerebro humano».

Por su parte, el equipo de investigación concluyó: «Nuestros hallazgos demostraron que los primates no humanos transgénicos (excluyendo las especies de simios) tienen el potencial de proporcionar información importante, y potencialmente única, sobre preguntas básicas de lo que realmente hace que los humanos sean únicos, así como trastornos y fenotipos clínicamente relevantes, como trastornos neurodegenerativos y de comportamiento social que son difíciles de estudiar por otros medios. Pero tales ganancias deben ser invariablemente sopesadas contra posibles preocupaciones éticas».

El estudio se publicó en la revista National Science Review.

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