El gobierno japonés ha aprobado la investigación de embriones humano-animales por primera vez.
Según informa The Asahi Shimbun, la decisión fue tomada este 24 de julio por un comité del Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología.
Hiromitsu Nakauchi es el científico de células madre que recibió la aprobación del gobierno para el primer experimento con embriones humanos-animales. Nakauchi, director del Centro de Biología de Células Madre y Medicina Regenerativa de la Universidad de Tokio y líder del equipo en el Laboratorio Nakauchi de Stanford, se está preparando para cultivar células humanas en embriones de rata y ratón antes de trasplantar los embriones en un animal sustituto.
El objetivo final es crear animales cuyos órganos se construyan a partir de células humanas. La idea es que estos órganos se pueden usar para cortar largas listas de espera para la donación de órganos.
Primeros pasos
Explicando que tiene la intención de avanzar lentamente con sus experimentos y sin planes de poner a término a los embriones por algún tiempo, los primeros pasos de Nakauchi implicarán el crecimiento de embriones de ratones híbridos hasta que tengan 14.5 días. En este punto, el embrión está cerca del término y los órganos deberían estar casi completamente formados, informa Nature.
De acuerdo con el plan, los científicos reformularán los genes de óvulos fertilizados de ratas y ratones, bloqueando el mecanismo de la creación del páncreas. Después, los dotarán con células madre pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés), tomadas de seres humanos, que pueden transformarse en cualquier tejido, y los insertarán en úteros de esos roedores.
El desarrollo previsto en estos embriones de un páncreas que integre células humanas podría contribuir al surgimiento de un nuevo método de creación de órganos trasplantables, opina el líder del proyecto.
Debate ético
A pesar de la afirmación de Nakauchi de que la modificación genética hará a los embriones «mandar las células [iPS] solo al páncreas», es comprensible que algunos científicos hayan expresado su preocupación de que las células humanas puedan desviarse a otras partes del animal, a órganos como el cerebro. Un escenario que podría afectar la cognición.
«Existe el riesgo de que cierta parte del cuerpo se convierta inesperadamente en una quimera, una condición en la que existen en un cuerpo células heterólogas [procedentes de otra especie], mezclándose las células humanas en los cerebros o células reproductivas de ratas y ratones», dijo el biólogo Jiro Nudeshima.
Por su parte, el equipo se propone observar los animales durante dos años y asegura que cerrará el experimento si la proporción de células humanas entre sus neuronas llegara a superar el 30%.
Nakauchi dice que su equipo ha incorporado estas preocupaciones en el diseño del experimento para que las células humanas apunten solo al órgano objetivo, mientras que los investigadores continuarán monitoreando cualquier proceso inusual en el cerebro y otros órganos.