Este mes, una plataforma de perforación se levantará en el Golfo de México, pero su objetivo no va a ser el petróleo. Un equipo de científicos tratarán de hundir la punta del diamante en el corazón del cráter de Chicxulub -donde están enterrados los restos del impacto de un asteroide que hace 66 millones de años mató a los dinosaurios, junto con la mayoría de la vida en el planeta-.
Ellos esperan que los núcleos de roca recuperados contengan pistas sobre cómo la vida volvió luego del cataclismo, y si el cráter mismo podría haber sido un hogar para nueva vida microbiana. Mediante la perforación de un reborde circular dentro de los 180 kilómetros de ancho con que cuenta el borde del cráter, los científicos esperan darse ideas acerca de cómo este tipo de “anillos de pico,” características de los mayores cráteres de impacto, toman forma.
“Chicxulub es la única estructura conservada con un anillo de pico intacto al que podemos acceder”, dice Sean Gulick, geofísico de la Universidad de Austin, Texas, y co-jefe científico del proyecto de $10 millones de dólares, patrocinado por el Programa Internacional Ocean Discovery (IODP) y el Programa Internacional de perforación Científica Continental.
A finales de marzo, un barco especialmente equipado navegará desde el puerto mexicano de Progreso a un punto a 30 kilómetros de la costa. Para el 1 de abril, un equipo de científicos de la Universidad de Texas, la Universidad Nacional de México y el Programa de Descubrimiento del océano Internacional, planea comenzar la perforación.
Durante 2 meses, trabajarán día y noche en un intento de bajar un kilómetro, en busca de cambios en los tipos de roca, la catalogación de microfósiles, y la recolección de muestras de ADN dice David Smith, el gerente de operaciones IODP en el British Geological Survey en Edimburgo, Reino Unido.
“Tenemos algunas hipótesis de lo que nos encontraremos,” dijo Gulick. “Esperamos ver un período de no vida inicialmente, y luego encontrar vida cada vez más diversa a través del tiempo.”
El impacto de Chicxulub fue increíblemente poderoso. Los científicos creen que puede haber sido un billón de veces más fuerte que la bomba atómica lanzada sobre Hiroshima. En el impacto, el asteroide provocó un efecto dominó de los desastres naturales y cubrió el planeta con una espesa capa de polvo y sedimentos. Una teoría popular es que los escombros, potentes Tsunamis y terremotos masivos desde el impacto de Chicxulub mataron a algunos de los más grandes seres que vagaron en nuestro planeta, los gigantes dinosaurios y los grandes reptiles marinos.
Estos desechos, llamados el Límite Cretácico Paleógeno, se pueden encontrar en todo el mundo. Su importancia radica en que marca un punto en la línea de tiempo de la Tierra cuando la extinción masiva ocurrió. Los científicos han estado estudiando estos desechos en todo el mundo, pero nunca fueron capaces de obtener acceso al Golfo de México debido a la perforación comercial que ocurre en la región.
La comprensión de lo que sucedió durante el impacto de Chicxulub también puede ayudar a los investigadores predecir lo que puede suceder en el futuro si otro enorme asteroide choca con nuestro planeta. Actualmente, la NASA cuenta con un equipo de científicos que a caza de asteroides potencialmente mortales. Más de 12.000 “objetos cercanos a la tierra” se han descubierto y unos 1.500 podrían cruzar la trayectoria de la Tierra y son potencialmente peligrosos, según Jason Kessler, director del programa Gran Desafío de la NASA.
Por otro lado, el ADN recolectado podría mostrar que el conjunto de microbios descendientes de aquellos que vivieron después del impacto, derivan su energía no del carbono y el oxígeno, como la mayoría de los microbios, sino a partir de hierro o azufre depositados por fluidos calientes que se filtran a través de la roca fracturada. Y eso significaría que el cráter de impacto, fue también un hábitat para la vida.