Teotihuacán sigue escondiendo muchos secretos arqueológicos en sus ruinas, por eso no ha dejado de ser explorado. Ahora, se ha encontrado un cráneo elongado con incrustaciones de pirita de 1.600 años.
Un equipo de arqueólogos descubrió un extraño sepulcro en las ruinas de Teotihuacán. Ahí se encontró un esqueleto de 1.600 años de antigüedad.
Los restos pertenecían a una mujer de la aristocracia y poseía una elongación en el cráneo junto a incrustaciones de pirita en los dientes y una prótesis dental hecha a partir de serpentina. Una piedra verde brillante.
Misterioso descubrimiento en Teotihuacán
En un artículo publicado en France-Press, se ha informado el hallazgo del esqueleto que se ha bautizado como «La mujer de Tlailotlacán», debido al lugar de su hallazgo.
Teotihuacán data de unos de 2.500 años de antigüedad y fue una de las ciudades más importantes de la antigua Mesoamérica. Su nombre significa «Ciudad de los dioses» en el idioma Náhuatl, el cual usaban los aztecas.
Las exploraciones arqueológicas han confirmado que su población estuvo entre unos 100.000 a 200.000 habitantes. Además se construyeron grandes monumentos gigantes como el templo a Quetzalcóatl y las pirámides del Sol y de la Luna.
Pero como es de esperar de uno de los monumentos arqueológicos más importantes de todo el planeta, aún existen muchos secretos escondidos en sus ruinas. Por ejemplo; el idioma que manejaban o el por qué no dejaron registros.
Por ello no deja de ser sorprendente un nuevo hallazgo, como lo ha anunciado el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, o INAH, por sus siglas.
Una realeza extranjera
La mujer de Tlailotlacán tenía una edad estipulada entre los 35 y 40 años al momento de su muerte y era extranjera. Esto lo estipularon al ver la forma deformada de su cráneo, además de las incrustaciones minerales en sus dientes, algo poco común en la región.
De la misma forma, lNAH declaró que el cráneo había sufrido una elongación al ser comprimido de manera «extrema». Práctica frecuente del sur de Mesoamérica.
Sus dientes también poseían dos fragmentos redondos de piritas incrustados en la parte superior de sus dientes frontales.
Algunas regiones mayas acostumbraban realizar este tipo de incrustaciones a los miembros de la nobleza, especialmente al sur de México y Centroamérica.
Los mayas son considerados como grandes maestros cuando se trata de cosmética dental, ya que decoraban los dientes al incrustar piedras preciosas o haciendo grabados. Esto lo hacían mediante la perforación de la pieza e introduciendo la joya; la cual era fijada con un adhesivo fabricado a partir de resinas naturales, como savia vegetal junto a otros compuestos.
Los dentistas de la época, según los expertos, tenían conocimientos avanzados sobre la salud dental, ya que sabían cómo perforar perfectamente sin llegar a tocar sus nervios.
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Cabe destacar que este hallazgo podría ser solo una muestra de restos con perforaciones similares o más llamativas, ya que los ríos de mercurio líquido descubiertos bajo el Templo de la Serpiente Emplumada podrían llevar a las tumbas de la realeza.
Los reyes de Teotihuacán serían los soberanos más poderosos de toda América y, quizás, uno de los más poderosos del mundo prehispánico, pero jamás han sido encontrados. De descubrirse, se podría comparar el verdadero estatus que poseía La mujer de Tlailotlacán.
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