Una de las sequías más extremas que ha azotado Brasil en más de un siglo, ha dejado al descubierto docenas de antiguos grabados esculpidos en piedra a lo largo del río Amazonas que podrían tener hasta 2.000 años.
Normalmente, estos grabados rupestres no son visibles porque están cubiertos por las aguas del río Negro, en Manaos, la capital del estado brasileño de Amazonas.
Rostros humanos revelados tras la sequía
La mayoría de los grabados son de rostros humanos, algunos ovalados y otros rectangulares, con sonrisas o expresiones serias. Han sido datados entre 1.000 y 2.000 años.
Además, también se han descubierto surcos en la roca, donde se cree que los habitantes alguna vez afilaron sus flechas y lanzas. Los arqueólogos consideran que para hacer estos grabados el río estaba seco, o ni siquiera existía en aquella época.
Para los expertos, estas figuras humanas transmiten emociones, tanto de alegría como de tristeza. Como podemos analizar, algunas están sonriendo y otras están desanimadas. Incluso podemos decir que los grabados representan un estado de ánimo, y también representan un poco de lo que vivieron durante ese período.
Según Beatriz Carneiro, del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico de Brasil (Iphan), el sitio de Praia das Lajes tiene un valor «inestimable» para comprender a los primeros pueblos que habitaron la región, un campo aún poco explorado.
Un atractivo turístico
Tanto los científicos como los lugareños están encantados de ver los grabados.
Livia Ribeiro, residente desde hace mucho tiempo de la ciudad más grande del Amazonas, Manaos, dijo que escuchó sobre los grabados rupestres a través de amigos y quería verlos.
“Pensé que era mentira… Nunca había visto esto. He vivido en Manaos durante 27 años”, dijo Ribeiro, después de ver las deslumbrantes reliquias.
Dramática sequía en la Amazonía
Los primeros registros de estos grabados rupestres, similares a expresiones humanas, se remontan a 2010, cuando las aguas del río Negro descendieron hasta los 13,63 metros, en lo que se consideró la sequía más grave que había enfrentado esa región en muchísimo tiempo.
Sin embargo, ahora el nivel del río ha descendido a 13,29 metros, el más bajo en 121 años de medición, con lo que los misteriosos grabados volvieron a emerger de las aguas. En Manaos, el río Negro se une al río Solimões para formar el Amazonas.
Según los expertos, la estación seca ha empeorado este año debido al fenómeno El Niño, un patrón climático irregular sobre el Océano Pacífico, sumado al efecto del cambio climático.
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Jaime Oliveira, arqueólogo del Iphan, indicó que el suceso podría indicar que estos grupos también vivieron períodos de sequía severa hasta el punto que el río alcanzó el mismo nivel que hoy, pero le preocupa saber si con las sequías este río existirá dentro de 50 o 100 años.
La dramática caída del nivel del río en las últimas semanas, afecta a una región que depende del laberinto de vías fluviales para el transporte y los suministros.
Para las autoridades, de continuar la sequía, podría afectar hasta medio millón de personas en el Amazonas para fin de año.
Es por ello que los pueblos indígenas de la Amazonía pidieron a las autoridades «declarar la emergencia climática y adoptar medidas urgentes y sostenibles» ante la intensa sequía que azota la región.
Referencias: Science Alert.
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