Anubis es uno de los más destacados y místicos dioses del antiguo Egipto. Su culto se remonta a los albores de la historia de esta civilización asentada a orillas del río Nilo.
Anubis es mencionado por vez primera en la Dinastía I, aunque es posible que futuras investigaciones permitan demostrar que ya se encontraba presente en épocas aún más antiguas.
En el lenguaje del antiguo Egipto se le llamaba Anpu o Inpu. Estos nombres presentan la misma raíz que una palabra que significa ‘niño de la realeza.’ Además, estarían también relacionados con la palabra «inp», que significa «putrefacción». Anubis era también conocido como «Imy-ut» («Aquél que está en la Cámara de embalsamamiento») y «Nub-ta-djser» («Señor de la Tierra Sagrada».)
Un dios sin templos
Hasta la fecha, los arqueólogos no han desenterrado ningún templo monumental dedicado a Anubis. Sus «templos» parecen ser las tumbas y los cementerios. Los principales centros de su culto se encontraban en Asyut (Licópolis) y Hardai (Cinópolis). Su nombre aparece en las mastabas (tumbas de adobe) más antiguas conocidas de la Primera Dinastía, y se han hallado también varios relicarios consagrados a él. Uno de ellos fue descubierto en un cementerio de perros y chacales momificados de Anubeion, emplazamiento situado al este de Saqqara. Parece que mientras reinaron las primeras dinastías Anubis fue un dios aún más importante que Osiris. Pero esta jerarquía cambió en el Imperio Medio, aunque Anubis continuó siendo una de las deidades más importantes del panteón egipcio.
Anubis era uno de esos dioses que actuaba en ocasiones en contra de los humanos. Era independiente: algunas veces ofrecía su ayuda, mientras que otras castigaba severamente. Una de sus funciones principales era la de «Guardián de las Balanzas». Este título tenía relación con la creencia de que tras la muerte todo individuo era recibido por los dioses, que pesaban su corazón en una balanza muy especial. En las escenas de la ceremonia del pesaje del corazón que aparecen en el Libro de los Muertos aparece Anubis, que calibraba si el individuo era digno de acceder a la vida eterna. De este modo, Anubis tenía el poder de decidir el destino de las almas.
El dios Anubis era representado habitualmente como un chacal, y en ocasiones como un hombre, aunque siempre vestido de negro, un color vinculado a la desolación y el renacimiento. Anubis tenía una equivalente femenina llamada Anput, además de una hija, la diosa serpiente Kebechet. Estaba también relacionado con el dios Upuaut (Wepwawet), otra deidad egipcia con rasgos caninos.
Anubis era también el patrón de las almas en pena, huérfanos incluidos. Durante el período griego se le equiparó al dios Hermes. De hecho, los griegos crearon un nuevo dios unificando a ambos y le llamaron Hermanubis. Tomaron esta decisión para combinar las cualidades de Hermes como mensajero de los dioses con las de Anubis, que guiaba a los muertos a su encuentro. Con el paso del tiempo, Hermanubis acabó vinculado a Herpócrates a ojos de los romanos: un dios muy popular entre los alquimistas y filósofos del Renacimiento.
El más famoso de los relicarios de Anubis hallados hasta la fecha fue descubierto en la tumba de Tutankamón (KV62). Este relicario, una especie de arca sobre la que descansa la estatua de un chacal negro, se encuentra en la actualidad en el Museo Egipcio de El Cairo. Fue hallado detrás de un acceso carente de paredes que conducía a una estancia utilizada como almacén. El arca se encontraba cerca del cofre canópico, que aún albergaba en su interior los vasos canopos.
El Guardián de los Muertos
Las funciones principales de Anubis eran embalsamar los cadáveres, guiar a las almas en su camino al más allá y proteger las tumbas. Según uno de los mitos de Osiris, Anubis ayudó a Isis a embalsamar a su esposo. Es por esta razón por la que los sacerdotes que participaban en el proceso de momificación llevaban puestas máscaras de chacales. No solo eso, sino que según las leyendas, cuando Osiris fue asesinado por Seth, sus órganos se convirtieron en un regalo para Anubis. Así dio comienzo la tradición de ofrecer a Anubis ciertas partes del cuerpo de los difuntos. Los chacales de la naturaleza eran propensos a desenterrar los cadáveres de las tumbas poco profundas y devorarlos. Pero los antiguos egipcios hicieron de Anubis el guardián de los cementerios y dios del embalsamamiento para de este modo convertir una fuerza negativa de la naturaleza en una fuerza positiva.
Durante siglos los antiguos egipcios creyeron que los ladrones de tumbas serían castigados por Anubis, guardián y protector de los muertos. Pero la cosa no acababa ahí: creían además que los justos gozaban de su protección, y que gracias a sus cuidados su vida eterna sería plácida y dichosa.
Anubis en la cultura popular
Anubis ha sido investido de numerosos poderes y atributos adicionales en la moderna cultura popular. El misterioso dios se convirtió desde el siglo XX hasta nuestros días en un personaje habitual de libros, películas y videojuegos.
Los artistas modernos a menudo han imaginado los poderes de Anubis como más siniestros de lo que los consideraban los antiguos egipcios. Su mala reputación ha sido creada por el miedo y por su interés para la moderna industria del entretenimiento.
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En el pasado existía la creencia de que el ser humano no podía decidir sobre su destino. Pero al mismo tiempo, se abrigaba la esperanza de que el dios chacal permitiría a los difuntos acceder al más allá y disfrutar de la vida eterna.