Hace sesenta y seis millones de años, un asteroide de aproximadamente 14 kilómetros (9 millas) de diámetro golpeó las aguas poco profundas de la península de Yucatán en México y generó un tsunami de una milla (1.600 metros) de altura que recorrió todo el planeta.
Chicxulub, como se sabe, era del tamaño de una montaña y se movía tan rápido como una bala. Cuando golpeó el agua, causó una devastación extrema. Eliminó las tres cuartas partes de todas las especies, incluidos los dinosaurios no aviares y los reptiles voladores.
La simulación
Ahora, los investigadores han creado la primera simulación global de los tsunamis que siguió al impacto de Chicxulub. El equipo modeló lo que sucedió 10 minutos después del impacto. El cráter tenía alrededor de 1,5 kilómetros (1 milla) de profundidad, y toda el agua fue expulsada en el momento del impacto. Luego, el agua regresó al cráter y se encontró con la corteza de la Tierra que fue empujada hacia arriba por el impacto, antes de salir corriendo, formando la «ola de colapso». Este tipo de tsunami de desplazamiento es conocido como un megatsunami.
«Por lo que sabemos, somos los primeros en modelar globalmente el tsunami desde el impacto hasta el final de la propagación de las olas», dijo a Live Science la autora principal Molly Range, de la Universidad de Michigan.
No fue hasta que comencé este proyecto que me di cuenta de la magnitud real de este tsunami», añadió Range.
Se estimó que la primera ola tenía una altura increíble de 1.5 kilómetros (1 milla), pero las siguientes también fueron enormes. El modelo mostró que en las primeras 24 horas, estas marejadas se propagaron desde el Golfo de México a los océanos tanto del Atlántico Norte como del Pacífico (las Américas no estaban conectadas en ese momento). La complejidad de la simulación aumentó en la marca de 48 horas a medida que las ondas se reflejaban y refractaban en todo el mundo.
El equipo estimó que el impacto de la marejada fue al menos 2,600 veces más enérgico que el tsunami del Océano Índico, el 26 de diciembre de 2004, que es uno de los tsunamis más grandes de la historia. Los límites superiores ponen la relación de energía en un número 10 veces mayor. El equipo también sugiere que los tsunamis podrían haber perturbado sedimentos a más de 6.000 kilómetros (3.700 millas) del origen del impacto y los mares y océanos experimentaron olas de 14 metros (46 pies) de altura tanto en el Atlántico Norte como en el Pacífico Sur. En algunos lugares del Golfo de México, las olas alcanzaron los 100 metros (330 pies) de altura.
El estudio, aún por publicarse, se presentó en la reunión de otoño de la American Geophysical Union en Washington en diciembre. También está pendiente de publicación un estudio de seguimiento, que corroborará el modelo con evidencia de la ruptura del sedimento prevista.