Aunque gran cantidad de científicos y arqueólogos tienen muchas reservas para creer que el fenómeno OVNI sea anterior a la denominada «era espacial», que comenzó desde mediados de los años 50 hasta los 90 aproximadamente; existen numerosos testimonios, incluso de personajes ilustres, que describen el avistamiento de OVNIs en la antigüedad cuando el hombre aún estaba muy lejos de conquistar los cielos.
Sin embargo, la falta de reconocimiento oficial de contactos culturales en la antigüedad, no niega que la humanidad pudo tener algún tipo de contacto con civilizaciones extraterrestres en un pasado remoto. Veamos algunos ejemplos:
Cueva de la Val Comonica, Italia
Encontrada en el interior de una cueva de la Val Comonica en Italia, esta imagen hace pensar a los defensores de los Antiguos Astronautas que desde siempre hemos sido visitados por civilizaciones extraterrestres.
Se cree que los dibujos en Valcamonica, cerca de los Alpes centrales en el norte de Italia, tienen 10.000 años de antigüedad y forman parte de una colección de más de 200.000 petroglifos tallados en las rocas del valle.
Los teóricos de la conspiración creen que los alienígenas son representados a través de la historia humana, afirmando que los extraterrestres han guiado la evolución de la humanidad. Señalan cosas como el misterio que aún rodea la construcción de las pirámides y varios otros dibujos de roca como prueba de que los alienígenas han venido a la Tierra para dar a nuestros antepasados una mano amiga.
En este caso algunos sostienen que se trate de una simple interpretación actual de una pintura rupestre y que quién sabe el significado real que aquellos dibujos tenían para sus autores.
Papiro Tulli
El testimonio recogido en el misteriosos Papiro Tulli donde se describe lo que parece un avistamiento OVNI, acontecido durante la XVIII dinastía, cuando una bola de fuego apareció en los cielos asustando al pueblo egipcio que corrió a refugiarse en la casa del faraón Tutmosis III que preparó los ejércitos, pues en los días sucesivos aparecieron otras bolas de fuego que desprendían un nauseabundo olor y de repente un día se marcharon hacia el sur y del cielo cayeron peces y aves. El faraón y su pueblo interpretaron aquel suceso como la furia del dios Amón para lo que encendieron incienso para calmarlo.
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Cristóbal Colón
Otro personaje ilustre que tuvo varios curiosos avistamientos de este tipo fue Cristóbal Colón cuando intentaba llegar al Nuevo Mundo. El primero, fue hacia las 10 de la noche mientras navegan cerca del Triángulo de las Bermudas cuando el almirante de la Santa María vio una luz intermitente, sorprendido alertó a otros miembros de la tripulación que junto a él vieron como una luz intermitente se desplazaba, escondiéndose en el agua y reapareciendo para perderse en lo más alto del cielo. Así aparece escrito en el diario de a bordo de Cristóbal Colón.
Un relato bastante objetivo, que seguramente esta bien lejos de estar contaminado por un momento histórico en particular, o por la fascinación que por ejemplo un estudioso de los astros pueda personalmente nutrir, ya que el testimonio procede de un navegante.
La referencia a supuestos hechos extraños en el cielo americano, ocurrió el sábado 15 de septiembre 1492. Colón escribe en esa fecha lo siguiente:
«Navegó aquel día con su noche veintisiete leguas su camino al Oeste y algunas más. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravilloso ramo de fuego en la mar, lejos de ellos cuatro o cinco leguas».
¿Qué pudo ser ese fuego que cayó como un ramo luminoso a la mar? Pues muchos afirman que esto puede ser el indicio de los llamados OSNIs, es decir, objetos submarinos no identificados, o como ha existido en muchos casos, ovnis que se ocultan en el mar.
Sumado a esto, el 11 de octubre de 1492 hubo otra anotación de Colón en la que menciona que «se vio una vez o dos como una candelilla de cera que se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser indicio de tierra, pero el almirante tuvo por cierto estar junto a la tierra».
Si bien para algunos esa «candelilla de cera que se alzaba y levantaba» era una fogata en tierra, para otros, como el notable investigador español Juan José Benítez, la posibilidad era nula, tomando en cuenta la distancia.
De acuerdo con los estudios de otro español, Manuel Audije (quien fuera oficial de la Armada), cuando Colón y otros hombres vieron la extraña luz, se encontraban a poco más de 80 kilómetros, concluyendo que esa distancia es excesiva para lograr distinguir una hoguera en tierra. Por lo tanto, muchos conocedores de la materia afirman que Colón presenció luces que fueron consideradas OVNIs que estarían presenciado (¿o dirigiendo?) el descubrimiento de América.
Alejandro Magno
Igualmente objetivo puede resultar el testimonio ofrecido por los soldados de Alejandro Magno que en el 329 a.C. Durante el ataque a la ciudad de Tiro, en plena batalla por ese territorio, apareció una formación de algo que llamaron «escudos voladores» en formación triangular, encabezado por un escudo de mayor tamaño que sus acompañantes. Los escudos sobrevolaron a ambos ejércitos.
De repente y ante la sorpresa de todos los combatientes, el mayor de los escudos lanzó un rayo de luz que derrumbó torres y murallas de la ciudad.
Los escudos permanecieron en el aire hasta que el ejército de Alejandro conquistó la ciudad, luego desaparecieron en el firmamento generando sensaciones muy extrañas inclusive en los vencedores, que festejaron el éxito pero se sintieron conmovidos por esa situación a la que llamaron «ayuda divina».
Muy interesante este articulo de la historia y sus avista-miento interpretados en ocasiones por nuestros antepasados como dioses o señales.