Por primera vez en la historia se ha revelado una extraña actividad nocturna de abejas ‘trabajando’ en Australia, a pesar de la oscuridad y las bajas temperaturas.
Es bien conocido que las abejas suelen polinizar las plantas durante el día, sin embargo, un nuevo estudio ha utilizado imágenes de alta calidad para identificar dos especies australianas que han adaptado su visión para trabajar en el turno de noche.
El estudio realizado por un equipo de investigadores en ecología ha observado el comportamiento de alimentación nocturna de dos especies de abejas (Reepenia bituberculata y Meroglossa gemmata), ambas especies cuentan con ojos simples (tres ojos más pequeños en el medio de la cabeza), ojos compuestos (los que están a los lados de la cabeza) y ojos simples agrandados que les permiten recoger más luz en comparación con las abejas ‘diurnas’.
«Sabemos que las abejas se alimentan principalmente durante las horas cálidas del día. Por lo general, no les gusta buscar alimento cuando hace frío, está húmedo, oscuro o hace demasiado calor», explicó a ScienceAlert James Dorey, entomólogo de Universidad Flinders de Adelaida.
Abejas noctámbulas
El hallazgo se produjo durante una expedición de Dorey y sus colegas a la selva tropical de Daintree, así como a otras zonas en el extremo norte del estado de Queensland.
Al estudiar imágenes de cerca de 75 especímenes de 68 especies, Dorey y su equipo detectaron actividad nocturna en las dos especies de abejas nativas mencionadas.
Analizaron rasgos como el tipo y tamaño de los ojos, la cabeza y el cuerpo, todo para determinar si las abejas nocturnas tuvieron algún cambio físico en comparación con las abejas que se alimentan durante el día.
Las abejas, como la mayoría de los insectos, tienen ojos compuestos (los que están a los lados de la cabeza) y ojos simples u ocelos (tres ojos más pequeños en el medio de la cabeza), que solo captan la luz. Tanto los ojos compuestos como los ocelos eran más grandes en las abejas que buscaban alimento con poca luz.
«Descubrimos que estas abejas adaptadas a poca luz tendían a tener ojos más grandes, además de ser más grandes para las abejas», dijo Dorey.
Los ojos grandes tienen sentido: cuanto más grandes son los ojos, más luz puede captar, y los investigadores sugieren que los cuerpos más grandes podrían ayudar a las abejas nocturnas a termorregular mejor su temperatura en las condiciones más frías.
Para los autores del estudio, la capacidad mejorada de las abejas con poca luz también podría existir en otras especies australianas que podrían estar secretamente activas durante la noche, convirtiendo a Australia en el lugar con la única abeja adaptada para alimentarse en condiciones de baja visibilidad conocida en el mundo.
Un comportamiento que debe ser estudiado
Según explicaron los investigadores, es necesario comprender más sobre el comportamiento de las especies de abejas para ayudar a protegerlas de los posibles impactos del cambio climático.
«Los patrones climáticos globales están cambiando y las temperaturas en muchas partes de Australia están aumentando junto con el riesgo de sequías e incendios prolongados. Por lo tanto, debemos mejorar nuestro conocimiento sobre los insectos que polinizan por la noche o en las horas más suaves del día para evitar posibles riesgos de extinción o para mitigar la pérdida de los servicios de polinización», indicó Dorey.
La investigación fue publicada en la revista Journal of Hymenoptera Research.