Un equipo de investigadores ha identificado que la cacería ilegal de elefantes africanos ha provocado que estos animales no desarrollen colmillos. Esto sería una poderosa evidencia de que las actividades humanas están impulsando la rápida evolución de los animales.
Durante la guerra civil de Mozambique (1977- 1992), la cacería ilegal de cerca del 90% de los elefantes que habitaban en la región que ahora ocupa el parque Parque Nacional Gorongosa, provocó un aumento en la proporción de elefantes que nunca desarrollarán colmillos.
Una nueva investigación descubrió que una población de elefantes africanos de monte en Mozambique perdió el desarrollo de sus colmillos solo en cuestión de décadas.
¿Evolución o adaptación?
Si bien algunos investigadores pensaron que se trataba de un caso de evolución, considerando que era más probable que un pequeño grupo de elefantes naturalmente sin colmillos sobrevivan a los cazadores furtivos y transmitan sus genes a la siguiente generación, otros no estuvieron de acuerdo.
Para investigar si el aumento de elefantes sin colmillos fue un caso de adaptación por selección natural, el profesor y ecologista Robert Pringle de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, y sus colegas observaron más de cerca lo que les había sucedido a los animales en el Parque Nacional Gorongosa en Mozambique durante un período de 28 años a partir de 1972.
Los investigadores informan que en 1972, había 2.542 elefantes de arbusto africanos (Loxodonta africana, también llamados elefantes de sabana) en el parque, mientras que en 2000, solo había 242. Durante el mismo período, informan de un aumento de casi el triple en la frecuencia de hembras sin colmillos, del 18,5% al 50,9%. Y las hembras sin colmillos tenían cinco veces más probabilidades de sobrevivir a la guerra.
Diferencias a nivel genético
Posteriormente, los investigadores analizaron muestras de sangre de siete elefantes hembra con colmillos y 11 sin ellos. Tras comparar los resultados de las pruebas de ambas poblaciones en busca de diferencias genéticas, descubrieron que esta característica es producto de la transmisión de un rasgo dominante de uno de los genes llamado AMELX, ligado al cromosoma X, el cual es causado por alteraciones en dos genes asociados con el crecimiento de la dentadura.
Según los científicos, menos de una quinta parte de las hembras carecía de colmillos antes de que estallara el conflicto armado; sin embargo, actualmente esa característica genética está presente en la mitad de las hembras, un rasgo que había sido observado anteriormente entre otras poblaciones de elefantes y que cada vez es más común.
Asimismo, los expertos estiman que este gen podría ser letal para los machos, ya que puede causar la interrupción del desarrollo de las crías macho en el vientre de la madre, lo que resulta en un aborto espontáneo del feto, generalmente en etapas tempranas de formación.
Las hembras sin colmillos no solo tenían más probabilidades de sobrevivir a la caza durante la guerra, sino que eran más propensas a transmitir su falta de colmillos a la siguiente generación.
El costo de la falta de colmillos
Y aunque perder los colmillos podría haber ayudado a los elefantes a sobrevivir, existe la preocupación de que esto también tenga un costo, mayormente, ecológico.
Según explicó el autor principal del estudio, el biólogo evolutivo Shane Campbell-Staton de la Universidad de Princeton, los colmillos permiten a los elefantes empujar los árboles, cavar agujeros para obtener minerales y, al hacerlo, no solo se benefician ellos, sino que brindan un servicio ecosistémico.
Los elefantes «brindan oportunidades para que otras especies se muevan y compitan, lo que contribuye a la diversidad de ese ecosistema y su salud duradera», agregó Campbell-Staton.
Entonces, incluso si la población se recupera, la preocupación es que la falta de colmillos podría tener impactos negativos duraderos en la ecología.
Aunque la guerra civil de Mozambique terminó hace mucho tiempo, puede que sea necesario un siglo para que la proporción de hembras sin colmillos vuelva a caer a los niveles de antes de la guerra. «Este es un ejemplo de cómo la actividad humana está cambiando la trayectoria evolutiva de las especies en todo el árbol de la vida», comentó Campbell-Staton.
La investigación ha sido publicada en la revista científica Science.
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