Hasta el momento, las acciones tomadas para combatir el cambio climático han sido lentas e infructuosas, por ello, algunos científicos han recurrido a probar métodos no convencionales para frenar la pérdida del hielo marino del Ártico.
Constantemente leemos noticias sobre el cada vez más rápido derretimiento del hielo ártico. Sin hielo, el Ártico refleja menos luz solar, calentándose aún más y derritiendo más hielo en un círculo vicioso.
El hielo ártico funciona como una gran sombra que estabiliza el clima y ayuda a mantener temperaturas adecuadas para vivir en el planeta; lamentablemente, parte de este gran bloque se desvanece rápidamente.
Para proteger el hielo que queda, y con la esperanza de reconstruir el hielo que ya perdimos, una revolucionaria idea de la ingeniera de la Universidad de Stanford, Leslie Field, busca arrojar una capa delgada de vidrio molido en áreas vulnerables del Ártico que se derriten rápidamente, para restaurar toda esa reflectividad perdida, y así permitir su regeneración.
Como lo harían
Field eligió como material reflector sílice u dióxido de silicio, un compuesto utilizado con frecuencia para fabricar vidrio. Se trata de esferas de casi 65 micrómetros, finas como un cabello pero muy grandes como para ser inhaladas.
En pequeñas pruebas en Canadá y Estados Unidos, Field y su equipo de la organización sin fines de lucro Arctic Ice Project, ha esparcido este material, con resultados sumamente alentadores.
Los científicos demostraron que el hielo cubierto de pequeñas perlas de sílice reflectantes permanece congelado por más tiempo gracias a la protección adicional.
De igual manera, pudieron comprobar que las diminutas perlas de vidrio son seguras para los peces de la zona, ya que el sílice es seguro y abundante en la naturaleza, e incluso salen de rocas y viajan por el mar.
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Al reconstruir el hielo marino, Field espera que su enfoque también restaure su antigua función como acondicionador de aire planetario y ayude a contrarrestar los efectos del calentamiento global.