Un equipo internacional de científicos ha recibido una señal láser de retorno desde la Luna, algo que habían buscado durante muchos años.
Durante décadas, los científicos han lanzado rayos láser a un reflector de la Luna del tamaño de un libro a unos 385.000 kilómetros de la Tierra, sin embargo, no habían obtenido nada a cambio.
Ahora, en colaboración con sus colegas franceses, la NASA anunció que es la primera vez que los fotones se reflejan con éxito en la Tierra desde un orbitador lunar. Esto, no solo brinda una nueva forma de realizar mediciones de la Luna y sus alrededores, sino que también puede ayudar a comprender las condiciones en la superficie lunar que podrían ser instrumentos degradantes colocados allí hace más de 50 años.
La ‘respuesta’ se debe a un pequeño reflector instalado en la sonda espacial Lunar Reconnaissance Orbiter (LRO, por sus siglas en inglés).
El LRO es una sonda espacial que ha estado estudiando la Luna desde su órbita desde 2009. Una razón por la que los ingenieros colocaron el reflector en LRO fue para que sirviera como un objetivo prístino para ayudar a probar el poder reflectante de los paneles que quedan en la superficie de la Luna, hace unos 50 años.
Además de este reflector orbital, en la Luna se encuentran cinco reflectores más, de mayor tamaño. Fueron instalados entre los años 1969 y 1973 por astronautas de tres misiones estadounidenses Apolo y también por los vehículos no tripulados de la URSS Lunojod 1 y Lunojod 2, pero sus señales se oscurecieron con el tiempo, posiblemente debido al polvo.
¿Para qué apuntar láseres a la Luna?
Los reflectores láser pueden ayudar a los científicos a determinar cosas nuevas. Por ejemplo, las mediciones exactas permiten calcular la distancia entre los emisores de láser situados en la Tierra y los reflectores lunares con una precisión milimétrica.
«La precisión de esta única medida tiene el potencial de refinar nuestra comprensión de la gravedad y la evolución del sistema solar», aseguró Xiaoli Sun, colaborador científico del Observatorio Geofísico y Astronómico Goddard en Greenbelt, que había ayudado a diseñar el reflector para el LRO.
El uso de varios reflectores puso al descubierto en los últimos años unos mínimos ‘bamboleos’, que permiten apreciar que la Luna tiene un núcleo fluido. Las mediciones posteriores permitirían determinar si hay un núcleo sólido dentro de ese fluido, señaló Vishnu Viswanathan, quien también es investigador de Goddard.
Dicha tecnología tiene mucha importancia para la ciencia. Esta exitosa medición ha facilitado algunos importantes descubrimientos, como la lenta separación de la Tierra y su satélite natural: en un promedio de 3,8 centímetros por año. Esta creciente brecha se debe a las interacciones gravitacionales entre ambos cuerpos.
Asimismo, el resultado podría mejorar los experimentos con láser utilizados para estudiar la física del Universo.
La investigación fue publicada en un artículo de la revista Earth, Planets and Space.