Científicos identificaron el fósil de una antigua especie de cocodrilo fuertemente blindada, que habitó el planeta mucho antes del ‘reinado’ de los dinosaurios.
Los etosaurios, un grupo de reptiles similares a los cocodrilos modernos, dominaron los paisajes del Triásico, permitiendo vislumbrar una especie que vivió en nuestro mundo hace más de 200 millones de años.
Estos antiguos ancestros de los cocodrilos, han dejado fósiles esparcidos por todos los continentes excepto la Antártida y Australia, lo que revela una rica diversidad en formas y funciones.
A diferencia de los dinosaurios, los etosaurios se caracterizaban por su extensa armadura ósea, lo que históricamente ha planteado un desafío importante para los científicos que intentan clasificar y comprender a estos seres prehistóricos debido a la escasez de esqueletos fosilizados completos.
Descubriendo una nueva especie
Recientemente, durante un viaje a la Universidad Tecnológica de Texas, William Reyes, un estudiante de doctorado en la Escuela de Geociencias Jackson de la Universidad de Texas, encontró los restos fosilizados de un etosaurio.
El ejemplar llevaba 30 años guardado en un estante y hasta ese momento no había sido estudiado adecuadamente. Intrigados, Reyes y sus colegas se propusieron identificar al aetosaurio y finalmente concluyeron que se trataba de una nueva especie.
Para determinarlo, los investigadores compararon el esqueleto con el de aetosaurios antiguos similares. La investigación permitió arrojar luz sobre la evolución de la ‘armadura’ de los etosaurios.
Un antiguo cocodrilo parecido a un armadillo
La investigación permitió revelar a Garzapelta muelleri, una nueva especie de aetosaurio nombrada en honor al área de su descubrimiento (Condado de Garza, Texas), la palabra latina para escudo (pelta), y al paleontólogo que lo desenterró por primera vez, Bill Mueller.
La apariencia de Garzapelta, fuertemente blindado con placas óseas (llamadas osteodermos) por todo el cuerpo que estaban incrustadas directamente en la piel, formando una “armadura” gruesa y muy unida. Tenía extremidades robustas y crecían hasta 5 metros (16 pies) de largo.
Sus púas curvas, usadas para una mayor defensa, establecía paralelos con una versión parecida a un armadillo de un cocodrilo americano moderno. Sin embargo, según los expertos se sugiere una dieta omnívora, en contraste con la naturaleza carnívora de los cocodrilos actuales.
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El Garzapelta muelleri se distingue por su coraza dorsal fosilizada, que ha sido recuperada en un estado de conservación del 70%, incluyendo piezas importantes desde la región del cuello y hombro hasta el final de su cola.
“Garzapelta es un gran ejemplo de lo geniales que eran estos animales y es fantástico estar en condiciones de presentarle al público los ‘tanques andantes’ que existieron millones de años antes que el anquilosaurio”, dijo Reyes.
La investigación fue publicada en The Anatomical Record.
Referencias: Live Science / Discovery Wild life.
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