El inmenso universo está lleno de incontables misterios y hechos asombrosos que escapan de nuestra comprensión actual. Con la ayuda de poderosos telescopios, el ser humano ha conseguido acceso visual a una pequeña parte de nuestra Vía Láctea. Bajo ella se encontró recientemente una extraña estructura circular cuyo origen es totalmente desconocido.
La inmensa estructura esférica bajo el Sol
Con cada mirada que el ser humano le da al vasto universo, parece encontrar un nuevo misterio que resolver. Con la ayuda del telescopio espacial de rayos X eROSITA, ubicado en el observatorio orbital Spektr-RG de Rusia, se detectó una enorme estructura esférica debajo del plano de nuestra Vía Láctea. La estructura ocupa un área considerable del espacio cósmico bajo el Sol.
Una estructura parecida ya se había detectado en el lado sur de nuestro astro rey, observada desde los mismos inicios de la astronomía de rayos X y la radioastronomía. Por mucho tiempo se ha creído que esta extraordinaria burbuja surgió hace ciento de miles de años como resultado de la explosión de una supernova cerca del Sol.
En el último mapa espacial que hizo el telescopio eROSITA, puede observarse otra burbuja más, esta vez en el área sur del Sol. Presenta una apariencia muy parecida a la referida burbuja del lado norte, y juntas se asemejan a un halo en forma de reloj de arena. De hecho, es realmente sorprendente la simetría que puede apreciarse con respecto al centro de la galaxia.
Una burbuja que ‘sostiene’ nuestra galaxia
Las imágenes captadas por eROSITA dejan ver una especie de burbuja debajo del Sol que parece estar sosteniendo nuestra galaxia. Al ver la imagen es difícil no pensar en las teorías formuladas por los filósofos del pasado, quienes hablaban de esferas concéntricas que sostenían la Tierra y le daban forma al vasto universo.
La gran utilidad de eROSITA en la exploración espacial
El telescopio empleado para hacer el mapeo que reveló la sorprendente estructura circular bajo la Vía Láctea es el eROSITA. Esta es la forma de abreviar el nombre ‘extended Roentgen Survey with an Imaging Telescope Array, principal instrumento de la misión Spektr-RG.
Esta herramienta de investigación espacial tiene una profundidad cuatro veces superior a la ofrecida por el telescopio ROSAT de hace unos 30 años. En su funcionamiento incluye un poco más de un millón de fuentes de rayos X, consiguiendo resultados nunca antes vistos.
La presencia de rayos X en el espacio
Los rayos X presentes en el espacio, como en la estructura circular bajo la Vía Láctea, son generados por los procesos más energéticos del universo. Se les encuentra en abundancia en las cercanías de los agujeros negros, supernovas, estrellas de neutrones y galaxias en las que hay plasma a elevadas temperaturas.
Es por ello que los rayos X son de especial interés para los científicos y astrónomos, quienes tienen que enviar telescopios al espacio para poder verlos. ¿La razón? Nuestra atmósfera absorbe los rayos X impidiendo que podamos verlos y, además, que causen daños en nuestro organismo.
Al telescopio espacial de rayos X eROSITA le tomó 182 días para completar su primer mapa de la Vía Láctea, y ya se encuentra elaborando un segundo. El objetivo final es que puede llevar a cabo unos ocho mapas durante los siguientes 4 años. Además, también será usado para estudiar en detalle los descubrimientos hechos hasta la fecha y los que aún faltan por desentrañar.
El origen de la extraña estructura
Se cree que las dos estructuras que sobresalen a ambos lados del disco galáctico están compuestas en buena medida de gas caliente. Las ondas de choque causadas por una poderosa explosión en el centro de nuestra galaxia pudieron dar origen a las dos burbujas.
Las burbujas eROSITA, como actualmente se les llama, tienen un sorprendente parecido con las conocidas ‘Burbujas de Fermi’. Estas últimas fueron descubiertas hace años en el Observatorio Fermi utilizando energía de fotones mucho más elevada que los fotones de rayos X del observatorio Spektr-RG.
Una nueva forma de ver el universo
El mapa hecho por eROSITA revela 10 veces más fuentes de rayos X que las detectadas en los últimos 60 años. Además, se observa una impresionante cambia por completo la forma de ver el universo energético.
La investigación fue publicada en Nature.
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