A lo largo de la historia, los árboles han sido objeto de profundo respeto. De hecho, en muchas culturas es común escuchar acerca de un árbol de la vida. Por lo general, se le relaciona con el ciclo de la vida, la inmortalidad y/o con la capacidad de renacer continuamente.
Desde los mayas hasta los celtas, el budismo y la mitología nórdica, todos tienen en su historia este antiguo símbolo místico.
Si bien estas leyendas culturales centradas en el árbol sagrado de la vida pueden diferir en sus detalles, sus historias simbolizan conceptos generales similares vinculados a la religión, la filosofía y la espiritualidad.
El árbol de la vida y su significado
El símbolo del árbol de la vida no pertenece a una cultura específica, ya que se ha utilizado en todo el mundo durante siglos. Ha llegado a tener una variedad de significados que incluyen conocimiento, inmortalidad, renacimiento o una visión interior de uno mismo para enfocarse en un incremento en la conciencia o despertar espiritual.
Cada cultura les ha dado a los árboles un concepto propio, dependiendo de sus creencias y estilo de vida. Ahora bien, cuando ahondamos en el tema, descubrimos que este elemento natural tiene un significado básico para todos los pueblos. Antes de ofrecer una única definición, intentemos hallar el origen de este símbolo.
El árbol de la vida: Orígenes
Una de las referencias más antiguas al árbol de la vida la encontramos en el registro bíblico, específicamente en el Génesis. Los primeros capítulos de este libro relatan cómo Dios creó la Tierra y puso en el Jardín del Edén a los primeros humanos, Adán y Eva. Para su disfrute, Dios hizo crecer toda una variedad de árboles frutales en el jardín.
Ahora bien, el relato señala que Dios colocó dos árboles especiales: el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo y el árbol de la vida. Del primero les prohibió comer a la pareja, y del segundo pensaba darles si ellos hacían caso de sus mandatos. Según el registro, quien comiera del árbol de la vida obtendría la vida eterna.
Similitud con los Sumerios
Un relato similar puede encontrarse en la Epopeya de Gilgamesh, donde se describe cómo Gilgamesh busca el secreto de la vida eterna, encontrando el fruto del árbol de la vida, el cual le es arrebatado por la serpiente. Semejante al mito de la serpiente bíblica y los Árboles del conocimiento del bien y el mal, y el de la vida.
Igualmente encontramos el mito sumerio de la deidad Ningizzida, a quien se le conocía como el o la «Señor/a del árbol de la vida», y que era descrita a veces como una serpiente con cabeza humana.
Algo similar, podemos encontrar en los Sellos cilíndricos sumerios donde Shamash (dios del Sol) se representa como un disco solar volador sobre el árbol sagrado, cuidado por Enki (señor del agua) y Enlil (señor del aire) junto con Apkallu con cabeza de águila.
Se bloquea el paso al árbol de la vida
La historia de Adán y Eva termina con el acto de desobediencia de la pareja al comer del árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo. Es entonces cuando Dios les impone como castigo la expulsión del jardín y la muerte, para ellos y sus descendientes. Además, les prohibió tomar del fruto del árbol de la vida.
El registro bíblico indica además que Dios bloqueó el paso hacia el camino del árbol de la vida apostando dos ángeles con una espada llameante que daba vueltas sin parar. El acceso al árbol estuvo bloqueado por siglos, y los descendientes de Adán y Eva con toda probabilidad intentaron llegar a él y probar su fruto.
Otras referencias al árbol de la vida
Otras culturas también hacen referencia al legendario y codiciado árbol de la vida, relacionándolo con la vida, la muerte y los seres espirituales. Para los mayas, por ejemplo, el árbol de la vida establecía una conexión este el cielo, la Tierra y el inframundo.
De manera semejante, los celtas también consideraban que las raíces del árbol llevaban al inframundo, la corona conectaba al cielo y el tronco era un punto de reunión entre ambas dimensiones. En la cultura China, el árbol de la vida es un melocotonero, un árbol que crece una vez cada 3.000 años. Se afirma que la persona que coma de su fruto obtiene la vida eterna.
Asimismo, los egipcios también incluían a un árbol en su mitología para referirse al inicio del tiempo y la existencia de los dioses y el hombre. para ellos, el árbol de la vida era un lugar para la vida y la muerte, en donde Isis y Osiris vieron su origen. Además, el árbol de Ished era venerado como el árbol de la vida, y se dice que los nombres de los reyes egipcios eran escritos en sus hojas.
El árbol de la vida en el budismo
Por otra parte, en el budismo también hay una clara referencia al árbol de la vida, y se le relaciona con un despertar espiritual. La historia cuenta que el Buda, o Siddhartha Gautama, experimentó su iluminación espiritual bajo un árbol Bodhi. Por esta razón, dicho árbol es venerado y plantado en muchos templos budistas de la actualidad.
Qué representa el símbolo del árbol de la vida
Como símbolo, el Árbol de la Vida se remonta a la antigüedad. El ejemplo más antiguo conocido se encontró en las excavaciones de Domuztepe en Turquía, que se remontan aproximadamente al 7000 a. C. Se cree que el símbolo se propagó desde allí de varias formas.
Básicamente, el árbol de la vida es un símbolo de renacimiento, puesto que, durante todo un año, los arboles experimentan distintos cambios, pierden todas sus hojas y luego florecen. También se le relaciona con sentimientos positivos como la motivación, fuerza, sabiduría y orientación.
El símbolo del árbol de la vida siempre tiene sus hojas verdes, lo que simboliza la fertilidad, la buena salud y la vida productiva. Asimismo, través de su intrincado diseño de ramas, el símbolo del Árbol de la vida también representa una conexión con la familia, estas raíces compartidas nos unen a nuestras generaciones pasadas y futuras.
Todo está conectado…
En muchas culturas se le sigue considerando como un punto de unión entre distintas dimensiones. El Árbol de la vida también sirve como un recordatorio de nuestra conexión universal con la Madre Tierra y nuestra dependencia de ella para crecer y florecer.
El símbolo del Árbol de la vida se representa comúnmente como un árbol grande con raíces que se extienden hacia el interior del suelo y ramas que se extienden hacia el cielo. Esto representa la naturaleza interconectada de todas las cosas del universo; un vínculo eterno entre el reino físico en el que estamos arraigados y el reino espiritual que estamos buscando.
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