Según uno de los historiadores griegos más famosos del mundo antiguo, en Egipto había un enorme laberinto que superaba incluso a las pirámides. Durante miles de años, este enorme laberinto fue solo un mito más en torno a la misteriosa cultura egipcia. No obstante, en la actualidad los arqueólogos están desenterrando lo que parece ser el gran laberinto.
Un gran laberinto en el antiguo Egipto
¿Cómo era este supuesto laberinto que adornaba las tierras egipcias? Pues bien, se trataba de un edificio enorme, con unas 3.000 habitaciones diferentes conectadas entre sí por pasillos que se convertían en un indescifrable laberinto para quienes lo recorrían sin un guía.
En la zona inferior de este impresionante palacio, había un nivel subterráneo que servía de tumba para los reyes. Por otro lado, la zona superior o techo del lugar estaba construido con una única placa de piedra gigantesca. Sin lugar a dudas, estamos hablando de una de las mayores maravillas arquitectónicas de Egipto.
¿De verdad existió un laberinto en Egipto?
Distintos escritores antiguos dejaron constancia de haber visitado el laberinto y verlo con sus propios ojos. Pero hoy, unos 2.500 años después, todavía no estamos muy seguros de dónde está ubicado. Lo más cerca que hemos estado de encontrarlo es una enorme meseta de piedra de 300 metros de ancho, superficie que según se cree, fue alguna vez la base del laberinto.
Hasta la fecha, lo único que sabemos del gran laberinto de Egipto es lo que los historiadores antiguos dejaron por escrito. Nadie lo ha encontrado ni excavado, y hasta que eso pase, no podremos asegurar si el laberinto de verdad existió o no. Con todo, resulta fascinante conocer esta historia de la mano del gran Heródoto.
Heródoto visita el laberinto
Heródoto de Halicarnaso, un prestigioso historiador griego, fue testigo ocular de muchas de las maravillas del antiguo Egipto. De hecho, Egipto era para él una tierra que nunca dejaba de asombrarlo y causarle admiración. Su geografía extraña, animales exóticos, plantas únicas y prodigiosos logros arquitectónicos, le merecieron de parte del historiador el más profundo de los respetos.
Es de la mano de Heródoto de quien recibimos una de las descripciones más detallas y elocuentes que podamos hallar del gran laberinto egipcio. Este monumental palacio recibió la visita del historiador en el siglo V a.C., quien reseñó su experiencia en el libro Historias.
Describió el laberinto como un trabajo más allá de las palabras, e incluso insinuó que no podía ser obra de manos humanas. Dijo que ninguno de los edificios griegos podía compararse con el laberinto, y que incluso las pirámides de Egipto palidecían delante de él. También confesó que no pudo visitarlo en su totalidad, puesto que no le permitieron pasar a las habitaciones subterráneas por ser las tumbas de los reyes y de los cocodrilos sagrados.
Se desentierra la posible ubicación del laberinto
Por siglos, la verdadera ubicación del laberinto quedó olvidada en la corriente del tiempo. Es difícil de creer que una construcción tan impresionante como esta haya pasado a la historia sin dejar registros de su ubicación y construcción. Con todo, en el año 1888, el profesor Flinders Petrie dio con la posible locación del laberinto.
Con el descubrimiento de los posibles cimientos del laberinto, los expertos concluyeron que este fue demolido durante el reinado de Ptolomeo II, para construir la ciudad cercana de Shedyt en honor a su esposa Arsinoe. En el año 2008, arqueólogos que trabajaban en la Expedición Mataha descubrieron algo sorprendente bajo las arenas.
¿Ha resurgido el gran laberinto egipcio?
Cuando los encargados de la expedición escanearon algunas zonas del área de la base en Hawara, detectaron la presencia de lo que parecen ser cámaras y paredes complejas de varios metros de espesor bajo la superficie. Es posible que se trate del gran laberinto, sepultado en su totalidad por las arenas del lugar.
Las características arqueológicas al sur de la pirámide Hawara de Amenemhat III arrojaron grandes coincidencias con las descripciones conocidas del laberinto. Paredes verticales de varios metros de espesor y habitaciones cerradas son aproximaciones importantes.
Las investigaciones siguen su curso a medida que se hacen grandes esfuerzos por comprobar que la maravilla que una vez visito Heródoto realmente existió.
Una impresionante red de túneles subterráneos y cámaras que podrían contener textos antiguos y olvidados durante siglos, que concentrarían vastos tesoros de conocimiento y secretos perdidos.
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