La Biblioteca de Alejandría es una institución antigua que ha logrado trascender en el pensamiento humano hasta la actualidad. Una leyenda de la cual, hasta la fecha, se desconoce qué conocimientos ancestrales ocultó…
Pocas instituciones del pasado llegaron a ser igual de icónicas que la Biblioteca de Alejandría. En su época, este recinto era la cúspide de la iluminación y sabiduría. Para las próximas generaciones se convertiría en un símbolo del arte y el conocimiento y su destrucción se transformaría en una advertencia de la fragilidad de la literatura y lo que el saber podría generar.
Seguir los orígenes de la Biblioteca de Alejandría es seguir la historia de la propia ciudad. Ambas fueron una petición de Alejandro Magno posterior a su conquista de Egipto en 332 a. C.
Su construcción se inició en la ciudad Egipcia de Alejandría, durante el 295 a. C. justo después de la muerte Alejandro, en el reinado de Ptolomeo I Soter. Los edificios de la biblioteca se ubicaban en el interior del palacio de Alejandría, lo que terminaría convirtiéndose en el Brucheion.
La Biblioteca de Alejandría fue dividida en áreas temáticas, todas ordenadas por diferentes categorías, creando así diferentes secciones enfocadas en diversos aspectos relacionados con el mundo.
Por qué se construyó
El propósito y la finalidad de la Biblioteca era la construcción de un lugar en el que cada pensamiento escrito y considerado por y para el mundo tuviera un lugar, y quedara almacenado para la sabiduría de Egipto por la eternidad. Un lugar en el cada lector pudiera encontrar el conocimiento deseado, la sabiduría total e incluso mezclar todas las creencias religiosas, el saber universal y las razas en un solo lugar.
Por esa razón, el Rey ordenó confiscar cualquier texto que ingresase a Alejandría bajo la promesa que el libro sería devuelto después de copiase su contenido. Sin embargo, esto no fue así y lo que se devolvía realmente era la copia y, en ocasiones, nunca se devolvió nada.
En la actualidad, no hay evidencia alguna que nos muestre como fue realmente la Biblioteca de Alejandría. Solamente Luciano Canfora, investigador italiano, después de analizar todo lo relacionado a ella, concluyó que la biblioteca debió haber sido una inmensa galería dentro del Museion. Con paredes repletas de blbliothekhai (estantes donde se ordenaban los papiros). Y sobre estos, se podía leer la frase: «Lugar del cuidado del alma».
Conocimiento eterno y prohibido
No existe ninguna duda histórica acerca de su existencia, entonces ¿Por qué apenas y se sabe algo sobre los textos que almacenaba?. Sobre este tema, se han hecho numerosas teorías, algunas contradictorias. Incluso, historiadores reconocidos han dado declaraciones dudosas sobre esto.
Sin embargo, miles de años de las leyendas sobre el conocimiento que se encontraba dentro de la Biblioteca de Alejandría han creado historias en diferentes culturas y regiones.
Algunos mencionan que resguardaban registros sobre las primeras civilizaciones que poblaron la Tierra: los orígenes de la humanidad. Otros aseveran que dentro de sus salas existían documentos relacionados con la Atlántida e, incluso, con un origen humano totalmente diferente al que conocemos.
El misterio de su destrucción
Lo confuso y misterioso de su destrucción continúa haciendo mella en la mente de la sociedad actual. No existe testimonio, escrito o leyenda precisa sobre su desaparición y, peor aún, jamás se han encontrado las ruinas del mítico Museion, solamente las del Serapum, y estas son ridículamente escasas.
Posiblemente, el incidente más conocido en la cultura actual, -su incendio y posterior destrucción-, nunca sucedió. O al menos no de la manera en que se conoce.
Para todo el mundo es prácticamente un hecho que la Biblioteca de Alejandría sufrió un trágico final al ser quemada hasta calcinarse por completo. Algunas de estas leyendas colocan como responsables a Julio César y el incendio que provocó en el 48 a. C.
Otros a la violencia del cristianismo que se extendió a instituciones con contenido pagano a finales del IV d. C., o a la conquista árabe por parte de Amr Ibn al-As a Egipto en el 642 d. C.
Pero, como mencionamos anteriormente, no hay una prueba concreta de que sucedió, ni con la institución, mucho menos con los papiros que almacenó.
Actualmente existe una biblioteca «moderna», la cual posee ciertos documentos, o fragmentos que se encontraron de la antigüedad, pero la inmensa mayoría de su material procede de donaciones, por lo que no tiene ningún conocimiento «ancestral». O, al menos, no que nosotros sepamos.
Referencias: ancientworldmagazine, Vix
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