Uno de los misterios más famosos del mundo que aún queda sin resolver, es el petroglifo plasmado en una enorme roca ubicada en el río Taunton, de la localidad de Dighton en los Estados Unidos. ¿Qué la hace tan especial? No es su tamaño, ni tampoco su peso que ronda las 40 toneladas.
La extraña roca apareció en el río Taunton durante el derretimiento de los glaciares de la última Edad de hielo. Mide 1,5 metros de alto, casi 3 metros de ancho y 3,4 metros de largo. Está hecha de arenisca cristalina de color marrón grisáceo.
Durante más de tres siglos, las inscripciones sobre la roca han sido analizadas por arqueólogos, académicos y eruditos de diferentes partes del planeta. Incluso los expertos en lenguas nativas de las tribus americanas, las han estudiado minuciosamente. ¿Con qué resultados?
¡Nadie ha podido descifrar el misterioso petroglifo! A pesar de los numerosos intentos por descubrir quién o quiénes hicieron esos grabados y su significado, los resultados continúan siendo infructuosos. De allí que su historia siga causando tanta fascinación hasta el día de hoy.
La historia del misterioso petroglifo
En el año de 1680 fue cuando se hizo la primera reseña pública del misterioso petroglifo plasmado en la enorme roca. Según los registros locales, John Danforth un recién egresado de la universidad de Harvard, fue el responsable de hacer aquella referencia.
Con papel y lápiz en mano, Danforth realizó unos dibujos muy detallados de la escritura encima de la gran roca. Aunque parte de los grabados no pudieron ser copiados porque se encontraban sumergidos en el río. Cabe destacar que estos dibujos reposan actualmente en una colección del Museo Británico.
Aun cuando solo una parte del petroglifo pudo ser visto por Danforth, resultó ser suficiente para exponer su apreciación del tallado. En su opinión, el escrito relata la llegada de barcos hostiles a tierras indígenas y una posterior batalla para defender los territorios. Pero este sería solo el primer planteamiento de lo que puede significar el petroglifo.
¡«Una obra de Dios»!
Para el año de 1689, la enorme roca tallada había ganado algo de fama y ya la consideraban un misterio. Ese año el prestigioso reverendo Cotton Mather, la mencionó en su sermón del día de acción de gracias.
Sus declaraciones fueron publicadas posteriormente, gracias a las reflexiones sobre «las obras maravillosas y excelentes efectuadas por Dios». Dentro de esas obras, el reverendo incluyó a la gran roca, asegurando que: «la escritura corresponden a un tiempo muy antiguo». Tanto que ningún hombre vivo, era capaz de reconocerla.
Otra de las teorías sugeridas por Mather, apuntaban a la llegada de unos exploradores provenientes de Europa, e inspirados por satanás llegaron a tierras americanas. Serían ellos los responsables de hacer esas inscripciones en la piedra, mucho antes de que los puritanos poblaran Nueva Inglaterra.
Surgen más teorías con el paso del tiempo
A lo largo del tiempo y en distintas épocas varias personas de diferentes latitudes se interesaron en el misterioso petroglifo, todos ellos con la idea de descifrarlo. De manera que cada uno expresó, lo que creía que significaban aquellos símbolos escritos en la enorme roca.
Por ejemplo en 1767, el señor Ezra Stiles –presidente de la universidad de Yale- aseguró que el tallado de la roca pertenecía a los fenicios. Su argumento se basaba en la actividad comercial marítima que éstos efectuaban en el Mar Mediterráneo, desde donde arribaron a Norteamérica dejando la misteriosa inscripción.
Con la propuesta de Stiles, los arqueólogos europeos –británicos y franceses principalmente– tomaron cartas en el asunto y emitieron sus impresiones al respecto. Así fue como el misterioso petroglifo llegó a estar relacionado con varias culturas, entre ellas los armenios y hasta la milenaria cultura china.
¡La opinión de George Washington y otros personajes!
Hasta el prominente presidente de los Estados Unidos George Washington, unió su voz al debate de la enorme roca tallada. En una oportunidad mientras recorría Nueva Inglaterra, se detuvo a expresar su opinión, la cual concordaba con lo expuesto por John Danforth en 1680. ¡Los símbolos fueron hechos por nativos americanos!
Cuando ya parecía que el mundo había olvidado a los misteriosos petroglifos, de nuevo arde la controversia en 1837. El causante de dicho revuelo fue el escritor Charles Christian Rafn de Dinamarca. En su libro Antiquities Americanae, el autor concluye asegurando que la inscripción de la roca es de origen nórdico.
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Pero eso no fue todo, porque en 1912 el erudito Edmund Burke Delabarre planteó que el misterioso petroglifo, era la prueba contundente de la llegada de los portugueses a América. Aseverando que el explorador y navegante portugués Miguel Corte Real había hecho la escritura en la enorme roca.
El misterio en torno a la gran piedra tallada sigue más vigente que nunca, posiblemente jamás se aclare. Ahora su historia se cuenta desde un museo hecho para resguardarla.
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