Mitología de dragones: serpientes inteligentes y gigantescas que flotaban en el aire y dominaban el clima. Se encuentran en diversas culturas antiguas.
El mundo de Occidente y Oriente comparten relatos similares de seres mitológicos draconianos poderosos, con libre albedrío para la benevolencia y la destrucción. Su figura se nota hasta influyente para la humanidad, incluso llegando a «mezclarse» con seres humanos.
En las leyendas se muestran de diversas formas, pero la figura clásica es la del reptil volador gigante con alas, cuernos y aliento de fuego venenoso.
Dragones como deidades antiguas
Aparecen incluso desde la antigua Sumeria y Babilonia. En el Enuma Elish, la diosa Tiamat era un dragón que simbolizaba los océanos y comandaba fuerzas del mal.
En la Antigua China, el dragón fue importante, hasta se convirtió en un símbolo del emperador (su trono era conocido como el Trono del Dragón). Los antiguos chinos creían que estos saurios tenían la habilidad para la manipulación del clima (y del agua), y provocar inundaciones, tornados y tormentas.
Tienen cuerpo similar a una serpiente y con grandes cabezas. Sin embargo, se consideran benévolos, ya que repelen las fuerzas del mal y llevan sabiduría, poder y buena suerte.
Los dragones místicos de Japón tenían la habilidad de transformarse y volverse invisibles. Podían tomar forma humana, y bajo esa forma podían «emparejarse» con otros seres humanos (así se habría creado el linaje reptil de la familia imperial).
Los Reyes Dragón
En la mitología china existieron unos «Reyes Dragón», unos seres reptilianos gigantescos que manipulaban el clima y gobernaban las aguas. Son considerados deidades y fuerzas de la naturaleza en la religión taoísta.
Vivían en palacios de cristal bajo el océano, los cuales eran entradas al inframundo. Esta historia emula mucho a la leyenda de los alienígenas reptilianos y sus bases subterráneas y subacuáticas (también con cierta relación con los OSNIs u Objetos submarinos no identificados).
Mitologías de Europa y América
En la mitología europea, como de Escandinavia y las islas británicas, eran criaturas más malévolas y destructivas. Vivían en lugares oscuros o grandes cuevas donde resguardaban tesoros. Su aliento era de un fuego venenoso, así que era imposible acercarse a ellos.
Asimismo, en la Europa medieval se enfatizó la idea judeocristiana del dragón que aparece en el Apocalipsis (se convirtió en una fuerza del mal, de la serpiente o el diablo).
En América se pueden identificar criaturas similares, como la Serpiente Emplumada mesoamericana y seres mitológicos gigantes de los Andes: «serpientes del abismo marítimo y de la montaña esplendorosa».
Una realeza draconiana
Es fascinante que haya existido una denominada «Corte del Dragón» en Europa. Esta corte habría tenido raíces antiguas y habría sido refundada en el siglo XV por Sigismund von Luxembourg, rey de Hungría, un presunto descendiente de los Reyes Dragón Lusignanos de Jerusalén.
Se dice que el linaje de esta «realeza» draconiana está ligada a una realeza judía y a la Gran Asamblea de los Anunnaki de la antigua Sumeria.
También se ha expuesto que los dragones son como seres elementales etéreos de la naturaleza y que estaban más cercanos a nuestro mundo, pero debido a la mala influencia de los alienígenas reptilianos, ellos ya no podrían verse fácilmente. Lo cierto es que esta mitología ha sido parte de la humanidad desde tiempos ancestrales.
Referencias: AncientPages / LoveToKnow / BibliotecaPleyades / Wikipedia.
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