San Valentín se ha convertido en una celebración icónica de las nuevas generaciones ¿Pero sabemos realmente cuál es su origen?
Ya estamos cerca del día del amor y la amistad, y al igual que ha pasado con otras celebraciones populares como Navidad o Halloween, San Valentín tiene un origen oculto un tanto extraño y con matices y costumbres religiosas que distan mucho del cristianismo.
Aunque pueda parecer una celebración prácticamente inofensiva y que es capaz de fortalecer las relaciones, la verdad es que su nacimiento deriva de dos celebraciones antiguas paganas y llenas de perversión; Lupercalia y el día de fiesta de Juno Februata.
La celebración a Lupercalia
También conocida como la «Fiesta de licencia sexual», Lupercalia se celebraba cada 15 de febrero por los antiguos romanos como un tributo al dios de la fertilidad y la agricultura, también llamado el protector de las cosechas y el ganado; Luperco.
Luperco era representado como un fuerte cazador, especializado en dar a caza a los lobos que siempre devoraban el ganado y las cosechas.
La celebración consistía en ritos conducidos por los «Luperci», sacerdotes hombres que sacrificaban cabras y a un perro dentro de la llamada «cueva de Luperco», la cual se ubica en la colina Platina, lugar donde se creía, la loba había amamantado a Rómulo y Remo antes de la fundación de Roma.
Los asistentes a la celebración vestían taparrabos hechos con las pieles de las cabras sacrificadas, rociándose de su sangre mientras que los Luperci recorrían Roma golpeando mujeres con correas hechas de piel de las mismas cabras llamadas «februas».
El motivo era la «purificación» de la mujer y una «mejor fecundidad». De hecho, el mes de febrero deriva de «februa».
La Fiesta de Juno Februata
Febrero también era un mes sagrado para los romanos, ya que era el día para Juno Februata, la diosa del amor y de las mujeres casadas.
Los 14 de febrero, los romanos colocaban trozos de papel con nombres de una adolescente en un contenedor y, como si se tratase de un sorteo, los chicos adolescentes sacaban uno de estos papeles para convertirse en pareja de la muchacha cuyo nombre estuviera escrito.
La unión significaba que, durante ese día, debían participar en diferentes rituales eróticos por toda Roma hasta el fin de las festividades y se convertían en parejas sexuales hasta el próximo 14 de febrero.
La llegada de la iglesia y el encubrimiento de las festividades
Cuando Constantino consiguió volver el cristianismo como religión oficial de Roma en el año 325 d. C., se quiso eliminar por completo las festividades paganas del Imperio, pero la ciudadanía no estaba de acuerdo.
El Papa Gelasio I fue el primero en modificar la fiesta de Juno Februata, cambiándole el nombre y la fecha; esta pasaría a llamarse «Fiesta de la purificación de la Virgen María» la cual se celebraría cada 2 de febrero.
496 d. C. fue la fecha clave, pues fue cuando se pudo hacer algo respecto a Lupercalia. Aunque no fue capaz de eliminarla, el Papa Gelasio llevó la celebración al 14 de febrero, cambiándole el nombre por el Día de San Valentín.
Este cambio fue realizado en honor a un sacerdote llamado Valentín; un mártir que, durante el reinado del emperador romano Claudio II, cumplía muchos designios de la iglesia a escondidas del imperio.
La práctica que, posiblemente, le costó la muerte fue casar a los soldados romanos, cosa que el Emperador no veía acorde con la carrera de armas, ya que consideraba que los solteros sin familia eran mejores soldados. Como castigo, Claudio II mandó a decapitarlo en el año 270 d. C. Posteriormente San Valentín fue nombrado Patrono de los enamorados.
Además de la modificación del nombre y la fecha, la iglesia decidió hacer algunas adaptaciones: Ahora se colocaban los nombres de santos en un recipiente. Así, cuando la chica o el chico que sacara el nombre de un santo en específico, debía imitar su vida.
A pesar de todos los esfuerzos de prohibir cualquier contacto sexual, algunos muchachos continuaron enviando mensajes románticos escritos a mano en nombre de San Valentín.
Esta práctica fue tan popular que, aún en nuestros días, las cartas de San Valentín es la forma más popular de celebrar dicho día.
Las celebraciones actuales siempre tendrán orígenes que, quizás, atenten con nuestros principios y creencias, sin embargo, lo más importante es el valor que cada persona le dé y el mensaje que quiera transmitir. San Valentín tiene un origen terrible, pero queda de parte de cada uno celebrarlo o no.
Referencias:
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