Como resultado de las altas tasas de prescripción de antibióticos y la agricultura intensiva, los seres humanos han amplificado el problema de la resistencia a los antibióticos que ocurre naturalmente. Ahora, en lugar de ganar resistencia a los antibióticos gradualmente y solo después de muchas, muchas generaciones, las bacterias están mutando para desafiar a los antibióticos a un ritmo nunca antes visto.
Según un nuevo estudio, los genes vinculados a las superbacterias resistentes a los antibióticos, detectados por primera vez en la India en el 2010, fueron encontrados a unos 13.000 kilómetros de distancia, en el archipiélago Svalbard (Noruega), uno de los últimos lugares ‘prístinos’ de la Tierra.
Los científicos descubrieron un total de 131 genes resistentes a los antibióticos (ARG, por sus siglas en inglés), en particular el gen blaNDM-1, en 8 ubicaciones a lo largo de la región de Kongsfjorden de Svalbard.
Entonces, ¿cómo llegaron allí?
BlaNDM-1 y otros ARG potencialmente dañinos son transportados por humanos y otros animales, donde se esconden en el intestino. Los científicos de la Universidad de Newcastle, Reino Unido, que lideraron la investigación, creen que estos ARG se encuentran en el intestino de las aves, los humanos y otros animales silvestres traídos al área a través de su materia fecal y probablemente se propagaron en el Alto Ártico.
Los científicos advierten que la propagación mundial de blaNDM-1 y otros ARG es una preocupación creciente, ya que estos genes se asocian con nueve clases principales de antibióticos, que incluyen, por ejemplo, los aminoglucósidos o macrólidos, que se usan para tratar varias infecciones.
Impacto en la salud humana global
«La invasión de áreas como el Ártico refuerza la rapidez y el alcance de la propagación de la resistencia a los antibióticos, lo que confirma que las soluciones para la resistencia a los antibióticos deben verse en términos globales y no solo locales», explicó uno de los autores del estudio, David Graham, un ingeniero ambiental de la Universidad de Newcastle con 15 años de experiencia investigando la transmisión ambiental de la resistencia a los antibióticos.
«A través del uso excesivo de antibióticos, heces fecales y contaminación del agua potable, hemos acelerado en consecuencia la velocidad a la que podrían evolucionar las superbacterias», añadió Graham.
«Lo que los humanos han hecho a través del uso excesivo de antibióticos en escalas globales es acelerar el ritmo de la evolución, creando un nuevo mundo de cepas resistentes que nunca existieron antes», destacó el científico.
Según la coautora de la investigación, Clare McCann, para «ganar esta lucha es necesario entender todas las vías que conducen a la resistencia a los antibióticos». La investigadora agregó que «la mejora de la gestión de residuos y la calidad del agua a escala global es un paso clave».
«Este estudio revela que incluso en uno de los entornos más prístinos, existe una acumulación de resistencia a los antibióticos del suelo debido al movimiento microbiano global acelerado por los humanos, que a su vez tendrá un impacto en la salud humana global», concluyó otro coautor del estudio, Yong-Guan Zhu.
La investigación fue realizada por un equipo internacional de expertos de las Universidades de Newcastle, York y Kansas y la Academia China de Ciencias en Xiamen, y fue financiada por el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural del Reino Unido y otras agencias.
El estudio ha sido publicado en la revista Environmental International.