Al interior de una cueva inundada en México, un grupo de buzos encontró indicios de la antigua presencia del megalodón en la zona.
Los megalodones son los tiburones más grandes que han nadado en los mares de nuestro planeta, midiendo hasta 18 metros (60 pies) desde los dientes hasta la aleta caudal. Los primeros fósiles de megalodón tienen alrededor de 20 millones de años y los más jóvenes datan de hace unos 3,6 millones de años, lo que indica que estos tiburones de gran tamaño dominaron los océanos del mundo durante unos 13 millones de años.
Desde hace mucho tiempo, los científicos se han interesado en estudiar los fósiles de esta enorme criatura marina, tratando de esclarecer los enigmas en torno a la desaparición del megalodón.
Recientemente, la espeleóloga (especialista en cuevas) y fotógrafa Kay Vilchis Zapata junto a su colega espeleólogo Erick Sosa Rodríguez descubrieron un enorme tesoro paleontológico: los dientes de un megalodón, mientras buceaban en una cueva inundada de Xoc, en el municipio de Cholul, al Norte de Mérida (Yucatán).
El cenote tiene 400 metros de largo y 28 metros de profundidad; en su interior se encontraban quince dientes fósiles de diversas especies de tiburones. También descubrieron restos humanos y un fósil de vértebras que potencialmente pertenece a una especie antigua.
Restos fósiles de megalodón y otros de tiburones
Un total de 13 de los 15 dientes fósiles pertenecían a tres especies diferentes de tiburones: uno era el megalodón (Carcharocles megalodon), mientras que las otras dos especies eran el tiburón caballa (Isurus oxyrinchus) y el tiburón sierra (Pristiophoridae).
La datación estima que los dientes de esta formidable criatura marina tienen una antigüedad que oscila entre 5 y 2.5 millones de años.
Para Sosa Rodríguez el hallazgo plantea una importante interrogante: ¿Qué tipo de vida silvestre vivía aquí hace millones de años cuando esto era parte del mar?
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El hallazgo de dientes del megalodón en las profundidades de una cueva subacuática en México, ofrece una luz al pasado prehistórico de la Tierra, y tal vez permite a los científicos comprender qué llevó a la extinción a esta majestuosa criatura.
Referencias: Yucatán Times / La Nación.
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