En el año 2016, los astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO) confirmaron la existencia de Próxima b, un planeta similar a la Tierra alrededor de Próxima Centauri, la estrella más cercana a nuestro Sistema Solar, a solo 4,2 años luz de distancia.
Además, confirmaron que el exoplaneta Próxima b, orbitaba justo dentro de la zona habitable de su estrella. Desde entonces, se han llevado a cabo múltiples estudios para determinar si Proxima b podría ser habitable.
En un nuevo estudio dirigido por la NASA, un equipo de científicos ha investigado varios escenarios climáticos que indican que Proxima b podría tener suficiente agua para sustentar la vida.
El estudio fue dirigido por Anthony D. Del Genio del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA e incluyó miembros del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA (GSFC), la Universidad de Columbia y Trinnovim LLC, una compañía de TI que brinda apoyo institucional y de misiones para el GSFC.
Para hacerlo más fácil de entender, los planetas como Proxima b, que orbitan estrellas de tipo M (enanas rojas), se enfrentan a muchos desafíos en lo que respecta a la habitabilidad. Por un lado, su órbita cercana a su estrella probablemente habría llevado a un efecto invernadero desbocado temprano en su historia. También estaría sujeto a radiación intensa (rayos X y flujos ultravioletas extremos) y viento solar, lo que provocaría una pérdida catastrófica de agua.
Sin embargo, como indica el estudio, hay muchos escenarios posibles en los que Proxima b aún podría sustentar la vida.
La investigación
Del Genio y sus colegas realizaron 18 simulaciones tridimensionales utilizando el software ROCKE-3D que analiza las órbitas y las claves climáticas de la Tierra y los entornos extraterrestres, simulando periodos pasados y futuros en la historia de la Tierra.
El equipo modeló una gama de diferentes tipos de atmósferas potenciales para Próxima b, que incluía una atmósfera parecida a la Tierra (dominada por nitrógeno con pequeñas cantidades de CO2 para calentar el planeta) y una atmósfera más parecida a Marte (CO2 puro).
También consideraron si su atmósfera sería más delgada o más espesa que la de la Tierra, sus océanos más o menos salados (así como también más profundos o menos profundos), y si el océano cubría o no el planeta entero.
Por último, pero no menos importante, consideraron si el planeta está bloqueando por mareas a su estrella (como Mercurio) o tenía una resonancia orbital 3:2, donde el planeta gira tres veces en su eje por cada dos órbitas que hace.
A partir de esto, los científicos encontraron que el planeta tenía al menos alguna superficie de agua líquida. También descubrieron que, en el caso de un planeta bloqueado por mareas, el transporte de calor entre el lado que mira hacia el sol y el lado oscuro también podría permitir que todo el planeta sea habitable.
«Entonces, si tiene una atmósfera y tiene agua, Próxima b tiene una muy buena posibilidad de ser habitable», dijo Del Genio.
El estudio, titulado «Escenarios climáticos habitables para Proxima Centauri b con un océano dinámico», está publicado en la revista científica Astrobiology.