¿Qué tanto sabemos de la evolución en la comunicación acústica? ¿Cómo se originó? La opinión generalizada apuntaba a que surgió en diferentes tipos de animales de manera independiente, pero hoy día existe otro planteamiento. A raíz de un estudio científico, se acaba de descubrir que más de 50 animales que se consideraban mudos, pueden comunicarse.
Este interesante descubrimiento sugiere un nuevo concepto sobre el origen y evolución de la comunicación oral.
De acuerdo con los investigadores encargados del estudio, puede que se haya originado hace alrededor de 400 millones de años, por medio de un ancestro común.
Las distintas especies que fueron seleccionadas para ser sometidas a tan minucioso estudio, son acuáticas, entre las cuales se encuentran varios tipos de tortugas, peces pulmonados, cecilian y tuátaras.
La razón para elegir a estos animales es porque siempre se consideró que no eran capaces de emitir ninguna clase de sonido, pero la realidad es otra, una muy impactante.
50 animales que se creía eran mudos pueden comunicarse
Puede que suene un tanto extraño o fuera de lo común, pero ciertamente un científico logró descubrir que más de 50 animales que se creía eran mudos, pueden comunicarse. Así lo estableció Gabriel Jorgewich-Cohen, un investigador de la Universidad de Zúrich, Suiza (UZH), junto con sus colaboradores.
Hace poco el hallazgo se publicó en algunas revistas de ciencia, los resultados concluyentes del estudio efectuado a más de 50 especies de animales. En una de las notas se puede leer una importante afirmación:
«En el mundo de los animales la comunicación oral está más difundida de lo que verdaderamente creíamos».
La prueba más contundente de este hecho, ha quedado plasmada luego de la recopilación de evidencia encontrada en varios animales, incluyendo especies marinas. En ellos se pudo percibir las habilidades acústicas que poseen, pero que en algún momento y durante mucho tiempo se les llegó a considerar que eran no vocales.
La investigación de Cohen, se basa fundamentalmente en la grabación de sonidos y la compilación de información, vinculada al comportamiento contextual de las distintas especies escogidas paralelas pruebas, acompañado de la reproducción de los sonidos que estos emiten.
Cohen desarrolló un tipo de hidrófono, que es más o menos un micrófono que se sumerge bajo el agua. Con él viajó a nueve instituciones en cinco países, en una búsqueda para registrar especies animales que se pensaba que en su mayoría eran mudas.
De esta manera registró cincuenta especies de tortugas, así como cecilias, tuataras (un reptil que ahora se encuentra solo en Nueva Zelanda) y pulmonados (peces que pueden respirar aire).
Así fue como pudo acumular una amplia base de datos y concluir que, «no solo los animales vertebrados terrestres tienen la capacidad de comunicarse, también pueden hacerlo los que creíamos que eran mudos». Dentro de ese grupo se incluyen los animales antes mencionados.
La predisposición del hombre: uno de los principales problemas
Para Cohen y sus colegas, uno de los principales problemas para descubrir que algunas especies pueden comunicarse, es la predisposición del hombre hacia los animales. Durante cientos de años, pocos sectores de la ciencia han dedicado tiempo, energías y recursos para explorar esa posibilidad, sencillamente se dio por sentado que eran mudos.
Cuando lo cierto es que sí lo pueden hacer, aunque no con tanta frecuencia o con sonidos tan claros como otros animales terrestres, por ejemplo los pájaros, perros, caballos, entre otros. El caso de las tortugas marinas lo demuestra de una forma contundente, pues tienen una amplia y compleja variedad de repertorio acústico.
Estos animales emiten sonidos audibles mientras se están apareando, también lo hacen estando dentro de los huevos, justo al momento de la eclosión. De esta manera pueden sincronizar el tiempo para salir del cascarón todos juntos, evitando así que los depredadores los devoren.
Algo parecido ocurre con los tuátaras, estos reptiles endémicos son capaces de emitir ciertos sonidos al sentir que su territorio está en peligro, lo hacen para defenderse. Para poder rastrear toda esta serie de ruidos o sonidos, los científicos emplearon una técnica conocida como análisis filogenético.
Al combinar datos relevantes sobre las habilidades de vocalización de especies como salamandras, anfibios, peces, lagartos y serpientes, con métodos de reconstrucción de estos rasgos filogenéticos. Los análisis comparativos con datos de ramas acústicas conocidos como mamíferos, aves y ranas, permitieron a los investigadores mapear la comunicación vocal en el árbol de la vida de los vertebrados.
¡Qué importante es la comunicación!
Por medio de la comunicación acústica es posible establecer todo tipo de relación social, familiar o de trabajo, entre amigos, padres, esposos y demás personas. Pero no está reservada solamente para los humanos, porque desde el punto de vista científico, los animales también se comunican.
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Incluso una gran variedad de especies que creíamos eran mudos, pueden comunicarse, sin dudas un gran descubrimiento de la ciencia moderna. Tan importante que arroja luz sobre su procedencia, el cual se remonta a unos 400 millones de años atrás y se originó de una única especie evolutiva. ¡Gracias a la ciencia, el hombre seguirá descubriendo los secretos de la naturaleza!
El estudio fue publicado en Nature Communications.
Referencias: Europa Press / La Nación.
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