La secuenciación del genoma de un antiguo ADN reveló que algunas poblaciones actuales de África Occidental tienen rastros de ADN que no pertenecen a nuestra propia especie.
Sabemos que los humanos se reprodujeron ampliamente con neandertales y denisovanos, y todavía se puede encontrar una pequeña pero significativa cantidad de su ADN en la mayoría de las poblaciones europeas y de Asia oriental, respectivamente.
Pero ahora, un nuevo estudio sugiere que los primeros humanos que vivían en África pudieron haberse cruzado con una especie extinta y hasta ahora desconocida.
Según la nueva investigación, puede haber un nuevo linaje de humanos, y sus genes todavía están muy grabados en los genomas de ciertas poblaciones de África Occidental. En algunos casos, hasta una quinta parte de su ADN proviene de estos misteriosos ‘parientes desaparecidos’.
Cómo lo descubrieron
Investigadores dirigidos por Sriram Sankararaman, biólogo computacional de la Universidad de California secuenciaron los genomas de 405 individuos de cuatro poblaciones de África occidental; dos de Nigeria, uno de Sierra Leona y uno de Gambia.
Mediante el empleo de técnicas estadísticas, buscaron marcadores de cruzamiento que pueden haber ocurrido en el pasado distante, y el resultado fue positivo.
Cuando compararon los genomas africanos con el ADN de los neandertales y los denisovanos, los investigadores encontraron una gran cantidad de ADN que provenía de un grupo no identificado de humanos arcaicos. Su impacto fue muy sustancial, que oscila entre el 2% y el 19% de la ascendencia genética de esta población desconocida.
«No tenemos una identidad clara para este grupo arcaico», dijo Sankararaman a NPR.
«Por eso usamos el término ‘fantasma’. No parece estar particularmente relacionado con los grupos de los que tenemos secuencias genómicas».
Estas personas ‘fantasmas’ parecen haberse separado del ancestro común compartido con los neandertales y los humanos modernos entre 360,000 y un millón de años atrás. Según los datos genéticos moleculares, hasta 20,000 personas pertenecientes a este grupo de humanos arcaicos se cruzaron con los antepasados de los humanos modernos de África occidental en algún momento de los últimos 124,000 años.
Los científicos explicaron que los genes de esos antiguos homínidos fueron introducidos través de un proceso de introgresión, un movimiento de genes entre dos poblaciones que ocurre cuando los miembros de una se aparean con los de otra y posteriormente los híbridos resultantes se reproducen con miembros de las poblaciones parentales.
No sabemos cómo eran estos parientes humanos ni cómo vivían, pero sus genes muestran una historia de interacciones complejas con nuestros antepasados.
El estudio fue publicado en la revista Science Advances.