Arqueólogos chinos encontraron un antiguo conjunto de armas de la dinastía Ming en a la Gran Muralla china, cuya antigüedad se estima en más de 500 años.
El alijo de armas contenía 59 «bombas» de piedra que datan de la dinastía Ming (1368-1644). El hallazgo revela por primera vez la existencia de una armería en un tramo de la muralla.
Los artilugios fueron excavados en la sección de Badaling, en Pekín. Según los arqueólogos, estos explosivos antiguos ofrecen una visión intrigante de las tácticas militares utilizadas en la época.
Ma Lüwei, un arqueólogo especializado en la antigua historia militar china, dijo al Global Times que las bombas de piedra eran armas importantes utilizadas para «defenderse contra la invasión enemiga» a lo largo de la Gran Muralla durante la dinastía Ming.
«Estas armas eran fáciles de hacer y muy útiles para que los soldados se las lanzaran a los invasores desde lo alto de la muralla», indicó Ma. Las bombas de piedra eran además uno de los instrumentos preferidos por Qi Jiguang, un general de la dinastía Ming considerado un innovador del armamento y el sistema militar de la época.
Un hallazgo inesperado
El descubrimiento arroja luz sobre partes de la historia de la Gran Muralla que hasta ahora no se habían desvelado. Las piedras aparentemente anodinas tienen un agujero redondo en el centro para rellenarlas de pólvora. Después de rellenarlas, se pueden sellar y lanzar al exterior, lo que no sólo puede golpear al enemigo, sino también provocar una explosión para derrotarlo.
«Es la primera vez que se encuentra un depósito de armas de este tipo a lo largo de la Gran Muralla», dijo Shang Heng, uno de los arqueólogos que participaron en el descubrimiento.
Otros descubrimientos
Además del depósito de armas, los arqueólogos también descubrieron un muro «cara de caballo», donde los soldados se subían para lanzar estratégicamente flechas. Asimismo, un fuerte de piedra que sostenía cañones, lo que contribuye a comprender mejor los sistemas de defensa de la Gran Muralla.
Los guardias fronterizos de la dinastía Ming pudieron ‘reanudar’ su vida normal gracias al establecimiento de fogones y hornillos en lo alto de las torres defensivas de la Gran Muralla.
Ya que, en el lugar también se descubrieron fogones con diversos utensilios como ollas, platos, tazones, tijeras y palas, lo que proporcionó información no solo sobre los combates alrededor del muro, sino que también mostró parte de la vida cotidiana de los guardias fronterizos en la dinastía Ming.
Uno de los tramos más complejos
El tramo de la Gran Muralla que atraviesa Pekín está considerado uno de los más complejos en cuanto a edificaciones y características geológicas, y en él se han llevado a cabo más de 110 proyectos de conservación desde el año 2000.
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La Gran Muralla china, patrimonio Mundial de la Unesco desde 1987, está formada por lo que en su origen eran numerosos tramos inconexos construidos por los pequeños estados para defenderse de las invasiones provenientes del norte. La enorme red de estructuras defensivas que antaño cubría una vasta zona que hoy se extiende por el sur de Mongolia y el norte de China.
Fue el autoproclamado primer emperador de China, Qin Shi (221-210 a. C.) quien decidió unirlos, conectando un tramo de miles de kilómetros que impidieron a las hordas mongolas de arqueros a caballo un fácil acceso al imperio.
Referencias: DW / History.
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