Un equipo de arqueólogos que excavaban cerca del castillo de Kyburg en Suiza, un sitio patrimonial rico en historia que se remonta a casi un milenio, han encontrado una pieza de armadura rara y bien conservada que estuvo enterrada durante unos 600 años.
Según un comunicado del Departamento de Construcción zuriqués, el hallazgo de un guantelete es extremadamente raro, ya que hasta ahora se solo habían realizado cinco descubrimientos de este tipo, del siglo XIV en la región, pero el diseño y los detalles en ellos no eran muy visibles, pues no estaban tan bien conservados.
El descubrimiento se realizó durante las excavaciones al sureste del castillo de Kyburg, en lo que parece haber sido una bodega de tejido medieval que se quemó en la misma época.
Se cree que en las proximidades del sótano se realizaron forjas, ya que también se encontraron más de 50 objetos metálicos bien conservados, entre ellos herramientas como martillos, pinzas, alicates y llaves, así como cuchillos y puntas de bala, según informó el sitio web del cantón de Zúrich en un comunicado de prensa.
Los guanteletes eran guantes blindados utilizados típicamente por soldados y caballeros europeos a partir del siglo XI, pero encontrar uno que data de más allá del siglo XV es «fascinante», según los funcionarios de Zúrich.
Un artefacto medieval complejo
Este guantelete es un guante de cuatro dedos, destinado a la mano y muñeca derechas, mide aproximadamente 35 centímetros de largo.
Está hecho de placas de hierro individuales que se colocan una encima de otra como escamas y se mantienen unidas con remaches laterales. Hace cientos de años, el guante se habría fijado a algún tipo de material flexible como el cuero. Quien lo hubiera usado habría tenido la flexibilidad de cerrar el puño o sostener una espada.
Se trata de una artesanía bastante compleja, a juzgar por los detalles decorativos y de fabricación aún visibles.
Los arqueólogos también encontraron el guante izquierdo, pero éste se encuentra en condiciones mucho peores. A diferencia del guante de la mano derecha, que está bien conservado, el de la mano izquierda está prácticamente roto. Sólo quedan unos pocos trozos de sus dedos.
Hasta el momento, los expertos no están seguros de a quién pudo haber pertenecido el guantelete recientemente descubierto. Por ahora, esperan determinar por qué estos hallazgos son tan raros. Es posible que esta clase de objetos metálicos se fundieran y reciclaran en lugar de conservarse, pero hasta que se encuentren más guanteletes de este tipo, es difícil llegar a una conclusión definitiva.
El portavoz del castillo de Kyburg ha manifestado que en marzo se exhibirá una copia del guante como parte de su exposición permanente, además de una reconstrucción del resto de la armadura que el propietario habría usado junto con él. El original se exhibirá durante tres semanas en septiembre.
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