Un equipo de científicos neerlandeses descubrieron una «estructura desconocida» dentro de la cabeza humana, formada por un par de glándulas salivales que nunca habían sido vistas anteriormente.
Teniendo en cuenta cuán de cerca se ha examinado, analizado y estudiado el funcionamiento interno del cuerpo humano a lo largo de los siglos, es una maravilla que aún queden sorpresas por descubrir.
Sin embargo, a pesar de esto, parece que hay un misterioso conjunto de órganos dentro de nuestra cabeza que, al menos hasta ahora, había permanecido totalmente desconocido por la ciencia.
Según el coautor del estudio, el Dr. Matthijs Valstar, y sus colegas, estas nuevas glándulas se pueden encontrar en el rincón donde la cavidad nasal se cruza con la garganta.
Hasta el momento, hay tres tipos principales de glándulas salivales conocidas: uno debajo de la lengua, uno cerca de las orejas y otro debajo de las mandíbulas.
Cómo lo descubrieron
El tejido fue detectado durante el examen realizado a un paciente con cáncer de próstata con un escáner especial capaz de localizar tumores en el cuerpo. Inicialmente, los científicos no creyeron lo que veían.
Los investigadores, sorprendidos por el hallazgo, analizaron con el mismo escáner a cien personas más y estudiaron físicamente dos cadáveres. En todos ellos identificaron las mismas áreas, idénticas a las imágenes de las glándulas salivares descubiertas. Además, observaron que estas «resultaron tener también otras características» de ese tejido, precisa en un comunicado del Instituto Oncológico de Países Bajos un miembro del equipo científico, Matthijs Valstar.
«Es la primera descripción de la ubicación de glándulas mucosas macroscópicas […] emparejadas a la pared nasofaríngea posterolateral humana», dijeron los investigadores. Proponen llamarlas glándulas tubáricas debido a su ubicación cerca del ‘torus tubarius‘, una parte de la trompa de Eustaquio.
Para los científicos, el hallazgo puede considerarse tanto un órgano separado como una nueva parte de un sistema orgánico, o un conglomerado de glándulas, según el método de categorización.
Dada la pequeña escala del estudio y la importancia potencial del hallazgo (sería la primera identificación de este tipo en casi 300 años), todavía queda mucho trabajo por hacer para validarlo. No obstante, los investigadores siguen siendo optimistas de que lo que han encontrado es algo especial.
«Me sorprendió bastante que estemos en 2020 y tengamos una nueva estructura identificada en el cuerpo humano», dijo la doctora Yvonne Mowery, oncóloga de radiación, de la Universidad de Duke.
En cuanto a la relevancia del descubrimiento, los médicos señalan que puede servir para perfeccionar los tratamientos de cáncer, posibilitando reducir la exposición de las glándulas a radiación innecesaria.
«Si podemos hacer esto, los pacientes pueden experimentar menos efectos secundarios que beneficiarán su calidad de vida general después del tratamiento», resaltó el oncólogo Wouter Vogel.
La investigación se encuentra publicada en Radiotherapy and Oncology.
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