Según un equipo de científicos del proyecto Acceso Científico a los Lagos Subglaciales Antárticos (SALSA, por sus siglas en inglés), las aguas oscuras de un lago profundo debajo de la capa de hielo de la Antártida Occidental y a unas cientos de millas del Polo Sur están repletas de vida bacteriana, a pesar de ser uno de los entornos más extremos de la Tierra.
El equipo de especialistas logró tomar las muestras de agua del lago Mercer, en la Antártida, que se encuentra debajo de un glaciar y representa uno de los entornos más extremos en la Tierra, después de perforar el hielo de más de un kilómetro de espesor para llegar al agua líquida el pasado 26 de diciembre.
El hallazgo
Los primeros estudios del agua obtenida mostraron la presencia de unas 10.000 células bacterianas por mililitro, afirmó John Priscu, profesor de ecología polar en la Universidad de Montana (EE.UU.) y líder de la misión.
Tal número de bacterias representa una gran cantidad para las masas de agua que están escondidas bajo la capa de hielo y sin luz del sol, aunque es solo aproximadamente un 1 % del volumen que puede encontrarse en el océano abierto.
Los científicos teorizan que posiblemente las bacterias en el lago Mercer, están sobreviviendo en depósitos de carbono almacenados por organismos de fotosíntesis entre hace 5,000 y 10,000 años, cuando los lagos enterrados pueden haber estado conectados al océano abierto.
El hallazgo de las bacterias permite pensar que en el agua profundamente enterrada podrían existir también otras formas de vida más avanzadas, como animales microscópicos, sospechan los científicos.
Hemos visto muchas bacterias y el sistema [del lago] tiene suficiente materia orgánica», por eso presuntamente puede contener formas de vida superior, señaló Priscu, y precisó que los investigadores tienen planes para emprender su búsqueda, aunque eso solo «será hecho dentro de otro par de meses».
El lago Mercer mide casi 160 kilómetros cuadrados y fue descubierto hace más de una década a través de imágenes satelitales, pero nunca antes se había explorado. Es un lago subglacial activo hidráulicamente, que se encuentra a más de un kilómetro debajo de la llanura de hielo de Whillans, una sección de rápido movimiento de la capa de hielo de la Antártida occidental.
Según los expertos, el descubrimiento tiene implicaciones para la búsqueda de vida en otros planetas, como las lunas cubiertas de hielo de Júpiter y Saturno, pero en particular podría generar esperanzas de encontrar organismos similares en el interior de Marte, donde se observaron signos de un lago de agua salada líquida en datos informados el año pasado por la nave espacial Mars Express de la Agencia Espacial Europea.