La hormona Estrigolactona estimularía el crecimiento de plantas en suelos extraterrestres tales como el de la Luna y otros planetas.
También contrarrestaría los problemas de la gravedad cero, si se necesitara cultivar en una nave espacial. El efecto positivo de la hormona sobre las plantas fue estudiado en un espacio simulado de microgravedad.
El experimento fue realizado por biólogos de la Universidad de Zurich, Suiza, pensando en una solución al problema de la fuente de alimentos en la Luna y planetas con suelos secos y sin nutrientes. Esto sería un gran aporte para el establecimiento de una fuente de alimentación sostenible durante largas expediciones en el espacio exterior, y también para sustentar posibles futuras colonias en otros planetas.
Ingeniería genética y Estrigolactona: fortalecimiento de las plantas
Los botánicos de la Universidad de Zurich se concentraron en la simbiosis de hongos con las raíces de las plantas, un proceso conocido como Micorrización. Utilizaron Ingeniería genética para que unas plantas de Petunia produjeran grandes cantidades de la hormona Estrigolactona. La hormona estimula la Micorrización, donde unos hongos llamados hifas se fusionan con las raíces de las plantas. Esta simbiosis de hongo y raíz genera un fortalecimiento y ampliación de las raíces, permitiendo alcanzar una mayor cantidad de nutrientes como fosfatos, nitrógeno y agua, incluso en suelos áridos.
Los científicos utilizaron la planta Petunia hybrida, escogida por su proximidad con las especies de tomates, papas y berenjenas. Para el hongo germinaron esporas de Rhizophagus irregularis.
Lorenzo Borghi, investigador líder del experimento, dijo en una entrevista:
«Diseñamos plantas que puedan exudar cantidades altas de Estrigolactona en el suelo y así obtener altos niveles de micorrización (…) Nosotros hicimos pruebas con estas plantas en un espacio de microgravedad y encontramos que pueden alcanzar niveles altos de micorrización y una alta producción de biomasa, incluso en microgravedad».
El problema de la gravedad cero
Los biólogos, como habíamos visto, también crearon un espacio para simular la gravedad cero. En él se observó que la microgravedad afecta de forma negativa la formación de Micorriza, debido a una reducción de la interacción física entre los hongos hifas y las raíces de las plantas. Lo bueno es que las altas cantidades de Estrigolactona contrarrestaron este problema de gravedad cero.
Es un avance significativo, un aporte para proyectos de colonización del espacio y la instauración de una fuente de alimentos sostenible (¿también en suelos desérticos de la Tierra, quizá?). Sin embargo, todavía quedaría el problema del agua y la radiación solar en la Luna y otros planetas. En esos mundos extraterrestres, el agua, o está evaporada por la radiación solar, o está convertida en hielo debido a las bajas temperaturas.
El estudio científico ha sido publicado en la revista Nature.
Imagen de portada: Wikimedia Commons