Marie Sophie Germain, nació en París durante el año 1776, su historia ha causado un gran revuelo a lo largo de los siglos. Fue una figura destacada en el campo de las matemáticas, donde se desempeñó de forma independiente a pesar de que tuvo que luchar constantemente con los prejuicios de la sociedad contra las mujeres científicas.
Su padre era Ambroise-Francois Germain, un rico comerciante de seda cuya familia había estado en el negocio durante varias generaciones. Su posición le permitió ser miembro político de la burguesía en los Estados Generales, gracias a ello, desde una temprana edad Sophie estuvo expuesta a discusiones filosóficas y políticas.
Cuando tenía tan solo 13 años de edad, en el país estalló la revolución y fueron tiempos muy convulsos. Así que se vio obligada a quedarse en casa por un tiempo.
La joven intelectual se interesó por una misteriosa biblioteca
En vista de que Sophie estuvo confinada, decidió pasar el tiempo leyendo los libros que se encontraban en una llamativa biblioteca de su padre. Para ella fue fascinante encontrar la obra de Arquímedes en el libro La historia de las matemáticas. Quedó tan fascinada por la vida y la muerte del matemático griego, que decidió continuar sus estudios de matemáticas.
Sin embargo, a partir de ese momento su vida no sería tan sencilla como esperaba. Sus padres se opusieron rotundamente ante esta decisión.
Se enfrenta a fuerte oposición
Para evitar que continuara con sus estudios, le prohibieron que utilizara una estufa para calentar su cuarto o que se pusiera ropa abrigada para el frío. Ellos pensaron que de esta manera lograrían que desistiera. Por otro lado, cabe destacar que, en aquel entonces, la sociedad machista predominaba.
Por esta razón, las mujeres tenían completamente prohibido ingresar a las instituciones matemáticas y universidades. Aun así, la chica continuó con su proyecto, pues tenía muy claro cuál era su objetivo. Pero, ¿cómo hizo? Se las ingenió para poder entrar en un instituto.
Sophie toma la identidad de un hombre
Inmediatamente, cuando la joven cumplió los 18 años de edad empezó a buscar la manera de poder iniciar sus estudios universitarios. La mejor opción fue tomar la identidad de un ex estudiante varón, bajo el nombre de Antoine-Auguste Leblanc, pudo ingresar al a la École Polytechnique de París. Germain asumió la identidad de un Leblanc, tomando sus clases y enviando trabajos bajo su nombre.
En vista de que los profesores podían recibir observaciones de sus alumnos, la jovencita que escondía su identidad envió comentarios al profesor Joseph Louis Lagrange. Este, no demoró en darse cuenta de su potencial, por esta razón, le invito para reunirse.
Se descubre la verdadera identidad de Sophie
La chica estaba realmente emocionada por haber recibido el reconocimiento de su profesor, así que cuando le propuso una reunión, ella aceptó de inmediato. Su verdadera identidad quedaría completamente expuesta después de ese encuentro. Sin embargo, el profesor Lagrange continúo apoyándola y no la juzgó.
Tiempo después, Sophie empezó a tener contacto con otros matemáticos muy importantes, entre ellos, Carl Friedrich Gauss. Ellos entablaron una comunicación bastante regular, su tema principal era sobre la teoría de números, y la joven seguía utilizando el seudónimo de Sr. Leblanc.
La primera carta personal de Sophie a Carl Friedrich Gauss
A medida que avanzaba en sus estudios, la joven sentía más curiosidad por el famoso «Teorema de Fermat». Por esta razón decidió establecer una conexión directa con Gauss, la primera carta que intercambiaron fue en el año 1804.
En dicha carta, la dama expuso unos resultados que había obtenido sobre la teoría de números y le parecieron bastante interesantes. Al inicio, las correspondencias fueron bastante fluidas, siempre firmaba con el nombre de Sr. Leblanc. Pero, a medida que pasaba el tiempo, Gauss contestaba con mucho retraso o simplemente no respondía.
El interés de Sophie por la teoría de los números, la llevó a crear el «Teorema de Germain». El cual la condujo al descubrimiento de los «números primos de Sophie Germain». Esto tuvo repercusiones que trascendieron los siglos. Su contribución sirvió para resolver el Último Teorema de Fermat, uno de los grandes problemas matemáticos que estuvo sin solución por más de 350 años y finalmente fue resuelto por Andrew J. Wiles, profesor de la Universidad de Oxford.
Revela su identidad nuevamente
En vista de que ocurrió una invasión en la ciudad de Braunschweig, donde vivía el matemático Gauss. Ella intercedió por él, a través de un amigo de su familia, posteriormente, Sophie decide revelarle su identidad. Aunque él le agradeció y la felicitó, al poco tiempo dejó de responder todas sus cartas.
Sophie desarrolla un trabajo extraordinario
Cuando finalizó el estudio que lleva su nombre con gran éxito, decidió empezar una investigación sobre la elasticidad en el área de la física. Posteriormente, recibió el Premio Extraordinario de las Ciencias matemáticas de la Academia de París en el año 1816 por su teoría dinámica de la curvatura y del comportamiento de las superficies elásticas.
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Sin embargo, en vista de la exclusión por parte de sus colegas, cuando se llevó a cabo el evento para recibir el premio, Sophie no asistió, pues las mujeres tenían prohibida la entrada a las ceremonias oficiales de este círculo cerrado.
Mucho tiempo después de recibir el reconocimiento, fue invitada a las sesiones de la Academia de Ciencias. Así se convirtió en la primera mujer que asistió como profesional estudiada.
Muerte y legado
En 1829 Sophie se enteró que tenía cáncer de mama, y contrario a lo esperado, siguió trabajando sobreponiéndose al dolor hasta su fallecimiento el 27 de junio de 1831, a la edad de 55 años. Sin embargo, a pesar de sus logros, su certificado de defunción no la menciona como matemática o científica, sino como «mujer soltera sin profesión».
Seis años después de su muerte, en reconocimiento a su contribución para el avance de las matemáticas, la Universidad de Göttingen le confirió un título honorario.
Otros reconocimientos póstumos se dieron en París. En su honor fue nombrada la calle Rue Sophie Germain.
Además, una estatua se erigió en la entrada de la Ecole Sophie Germain, una escuela francesa para niñas. La casa en la que murió, ubicada en el 13 Rue de Savoir, fue designada por el gobierno francés como un monumento histórico.
En la actualidad, el Instituto de Francia concede anualmente el premio «Le prix Sophie Germain», al investigador que haya realizado el trabajo más importante en Matemáticas a petición de la Academia de Ciencias.
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Las contribuciones de Sophie Germain en el campo de las matemáticas y la física fueron muy significativas. Es un gran ejemplo de perseverancia y amor por la ciencia; más aún si se consideran las limitaciones que tenían las mujeres de su época.
Referencias: BBC / Invdes.
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