A finales del 2017 astrónomos de la Universidad de Hawái detectaron por primera vez el asteroide Oumuamua, dejandolos desconcertados desde un comienzo por su peculiar comportamiento.
La naturaleza de Oumuamua (que significa ‘primer mensajero’, en hawaiano) ha estado rodeada de misterios desde el primer día de su descubrimiento. Tras constatar cambios en la velocidad de su desplazamiento, el Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.) llegó a sugerir recientemente que podría ser una «sonda» enviada a la Tierra de manera intencionada por una civilización alienígena.
Ahora, especialistas de la NASA han revelado más información sobre este extraño objeto interestelar, el primer asteroide detectado que no proviene del Sistema Solar.
No fue detectado en sus comienzos
Desde que fue detectado, la NASA mantiene numerosos telescopios apuntando hacia el cuerpo espacial. Sin embargo, debido a su tamaño, la agencia espacial estadounidense ni siquiera logró detectarlo en sus comienzos, cuando se aproximó más a la Tierra. Сuriosamente, el hecho de no haberlo detectado permitió determinar nuevos detalles sobre su naturaleza a los investigadores de la Sociedad Astronómica Americana, en colaboración con el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California (EE.UU.).
The first known interstellar object in our solar system is full of surprises.
Thanks to @NASASpitzer, we have a better understanding of its brief visit: https://t.co/jAxDbLF24l #oumuamua pic.twitter.com/Sv09QFxe6f— NASA JPL (@NASAJPL) 14 de noviembre de 2018
«El hecho de que Oumuamua fuera demasiado pequeño para que lo detectara [el telescopio espacial] Spitzer es, en realidad, un resultado muy valioso», afirma el profesor de astronomía de la Universidad del Norte de Arizona (EE.UU.), David Trilling, autor principal del estudio, publicado este miércoles en la revista The Astronomical Journal.
De hecho, aunque esta circunstancia no permite a los científicos identificar la forma exacta del asteroide, si se puede calcular el área aproximada de su superficie, ya que si fuera lo suficientemente grande, habría sido visto. El fallido experimento del pasado mes de septiembre limitó el diámetro esférico de Oumuamua a 440 metros, 140 metros o incluso tal vez 100 metros, en función de su composición, que hasta hoy sigue siendo un misterio.
Su relativamente pequeño tamaño es consistente con un estudio publicado a principios de este año que observó que la nave podría tener orificios de ventilación en su superficie capaces de emitir gas, actuando como pequeños propulsores para darle un ligero impulso, velocidad y dirección; lo que pudo haberlo ‘arrojado’ de su sistema solar materno para viajar por el espacio.
Aunque los nuevos descubrimientos parecen arrojar luz sobre el origen y la evolución de Oumuamua, los propios astrónomos afirman que, a pesar de los resultados de su estudio, la naturaleza del asteroide sigue siendo de lo más enigmática.
Desafortunadamente, todavía hay mucho que no sabemos sobre Oumuamua, y es probable que nunca tengamos la oportunidad de aprender más sobre él. La nave espacial está abandonando nuestro Sistema Solar. Y está mucho más allá del alcance de cualquiera de nuestros telescopios.