El 5 de mayo del 1110, se produjo un eclipse en el que no solo la Luna no solo se tornó rojiza como es habitual durante estos fenómenos, sino que desapareció por completo.
El evento quedó registrado en la «Crónica anglosajona», una serie de manuscritos compilados en inglés antiguo. A pesar de que los cielos estaban despejados, «no se vio ni la luz, ni el orbe, ni nada en absoluto», reza el texto.
Obviamente, el satélite terrestre, no se fue a ningún lado, sino que no era posible divisarlo desde la Tierra.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Ginebra creen que alrededor de esas fechas al menos dos erupciones volcánicas oscurecieron el cielo, produciendo una nube gigante de partículas ricas en azufre que fluyó a través de la estratosfera. Esto incluso llegó a provocar que las temperaturas en el hemisferio norte cayeran aproximadamente 1° C.
Los científicos creen que una combinación de cenizas volcánicas, azufre y clima frío condujo al desvanecimiento de la Luna.
La investigación
Basándose en datos de los registros, el paleoclimatólogo Sébastian Guillet y su equipo estudiaron núcleos de hielo de Groenlandia y la Antártida.
El hielo puede preservar la evidencia del vulcanismo en escalas de tiempo increíblemente largas.
La evaluación de los núcleos de hielo apunta a varias erupciones, muy próximas en el tiempo, entre 1108 y 1110. Los expertos sugieren que uno de los mas grandes protagonistas fue el monte Asama, cuyo mayor estallido en el Holoceno ocurrió en agosto de 1108 y está documentado de manera creíble por un observador japonés.
Otras pistas
Por otra parte, no solo las capas de hielo nos pueden contar cosas sobre el clima en tiempos pasados. El equipo de investigadores, combinó datos de los núcleos de hielo con indicadores de posibles climas adversos.
Los anillos de los árboles son uno de estos indicadores. Y, de hecho, los analizados del año 1109 indica que fue excepcionalmente frío, ya que son mucho más delgados de lo normal.
Asimismo, los autores han documentado relatos históricos de todo el mundo relacionados a modificaciones climáticas posteriores en Europa occidental entre 1109 y 1111, que provocaron hambrunas y graves crisis de subsistencia.
No es la primera vez que los científicos revelan que los eclipses lunares totales más oscuros tengan relación con erupciones volcánicas. Ejemplos de ello son la de 1600 en Huaynaputina (Perú), la de 1641 en el Monte Parker (Filipinas), la de 1815 en Tambora (Indonesia), la de 1883 en el Krakatoa (entre Java y Sumatra), la de 1912 en el Katmai-Novarupta (Alaska), la de 1983 en El Chichón (México) o la de 1991 en el Pinatubo (Filipinas).
Para los investigadores toda la evidencia, en conjunto, resuelve el misterio de uno de los momentos que posiblemente fue aterrador para los pobladores de la época y tuvo terribles consecuencias sobre la humanidad.
El estudio ha sido publicado en Scientific Reports.